Siempre tenemos una nueva primavera, una oportunidad para expulsar todo y sacar los lamentos de nosotros. Es una fecundación necesaria por la que debemos atravesar en algún momento. Es decisión propia si tomamos el lado artificial o natural para atravesar ese bosque, queda de nosotros que ese movimiento sea lo más armonioso posible. La vida es un ciclo y muchas cosas se repiten con frecuencia, y de ese modo, todos los días tenemos un nuevo comienzo que es movido desde nuestra energía vital, de lo que realmente somos: El alma.
La existencia del ser es mística, no hay duda de ello, y esa realidad humana nos hace indagar que somos parte de algo, incluso nuestro propio cuerpo no nos pertenece. Si no tuviésemos los sentidos sería imposible comunicarnos con el externo, sin eso es como estar dentro de una caja. Simplemente a oscuras, sin poder atravesar ni vivir la experiencia de lo que hay más allá.
Tener miedo no es una opción que proporcione buenas decisiones. No permitas que tu mente te lleve por laberintos donde el tiempo parece no avanzar. El momento del despertar tocará nuestra puerta, y entenderemos que no podemos expresar todo pero sabemos que algo está allí y existe. Será nuestro estado de calma donde nos observaremos bien en alto y estaremos preparados para cruzar ese laberinto y usarlo a nuestro favor.
Búscate.
Es un momento para callar.
Es imposible hablarlo.
Es simple mística.
Las fotos fueron captadas con una cámara reflex Canon EOS 700D.
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