Escenas navideñas #1: Pequeña Amelia

in GEMSlast year

Cuando sonaba la música en la casa, Amelia sabía que sería un día especial. Caminaba descalza para que no oyeran sus pasos y espiaba la cocina de la que empezaban a salir los olores a guiso y en la que todos estaban trabajando como hormiguitas. Siempre la atrapaban y la mandaban a jugar afuera. Le daban una galleta María y le decían que la cocina no era un lugar para niños. Así que se sentó a los pies de su abuelo mientras él se peleaba con aquel antiguo radio de cintas; cintas que tenían demasiados años, pero que aún funcionaban.

Aquel señor de rostro serio era en realidad su bisabuelo y era el único que tocaba aquel aparato musical que permanecía guardado casi todo el año y que solo él podía poner a sonar. Su mamá le ponía alguna canción en el teléfono y su abuela le cantaba por las noches, pero solo cuando el abuelo sacaba su viejo radio la música inundaba la casa. Cuando por fin el aparato cooperó empezaron a beber los peces en El Río y Amelia empezó a bailar al rededor del abuelo que le regaló una sonrisa.

Escuchó a la abuelita, su bisabuela, pelear a su papá para que sacara las luces navideñas, porque a falta de árbol ella iba a decorar una de plantas que tenían en la sala. Eso la emocionaba, así que corrió para participar en las obras. Si había árbol, habría un lugar para los regalos y eso la ponía muy feliz. A la abuela no le gustó mucho que ella fuera a meter sus pequeñas manitas en aquella caja polvorienta, pero no la regañó; la dejó explorar mientras le decía lo mucho que se parecía a su mamá.

Todos parecían ocupados en limpiar, decorar y cocinar; la pequeña corría feliz por la casa, la emocionaba verla tan llena de actividad, la emocionaban las fiestas navideñas. Se preguntó si quizá este año podría tener un hermanito para jugar, aunque su mamá le había explicado que eso era algo que no podía pedir ni al niño Jesús ni a los reyes magos.

Para cuándo llegó la noche el árbol improvisado se doblaba un poco bajo el peso de los adornos y las luces, bebían por enésima vez los peces en El Río y Amelia había comido más dulces y galletas de las que normalmente la dejaban. Ya había pasado, hace mucho, su hora de dormir y el cansancio empezaba a pesar. Se subió a las piernas de su papá que estaba amarrando hallacas y en pocos minutos se quedó dormida. Soñó con las fiestas, los dulces, el árbol y con un hermanito que llegaba con los reyes magos montando un camello.

¡Saludos, mis queridos lectores! Escenas navideñas, son una serie de relatos cortos en donde vemos pequeños instantes navideños, a través de distintos ojos. Son ejercicios de narrativa que espero disfruten y los lleven a viajar a través de las fechas decembrinas. Un abrazo y nos leemos pronto.

Imágenes de mi autoría, tomadas con teléfono redmi 9a.

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