Micro ficción: El artefacto

in GEMS4 years ago

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Imagen de Pete Linforth en Pixabay


El artefacto

—¿Hay alguien en casa? Repitió Timoteo por segunda vez en voz alta mientras golpeaba con el puño la vieja puerta. Alfredo, su asistente y camarógrafo, a pocos pasos detrás de él, preparaba el equipo para filmar la última entrevista para el próximo documental.

El aíre seco del desierto y un calor sofocante les hizo sudar profusamente, mojando sus ropas. Se preguntaban si la travesía de cinco horas por el solitario e inhóspito paraje valía la pena.

Un hombre de mediana edad y piel curtida les sorprendió al salirle al paso por el costado de la derruida casa hablándole en perfecto español.

—¿A quién buscan?

—Al señor Salvador— Contestó enseguida Timoteo.

El hombre caminó hacia ellos abriéndose paso para abrir la puerta.

—Pasen a mi casa, por favor. Aquí afuera hay demasiado calor.

—Gracias, ¿Es usted…?

—Si.— Le interrumpió, invitándoles a entrar con un ademán de su mano.

Alfredo, no veía el día de regresar a casa. Dos meses de arduo trabajo alrededor del extraño objeto terminaría con la entrevista de Salvador, quien tenía el mérito de haberlo hallado.

—Disculpe, supongo que usted es el documentalista de quien me habló Miguel.

—Si, señor Salvador.

—Por favor, llámeme Salvador a secas.

Durante unos segundos hubo un gran silencio mientras los tres hombres se veían a las caras, hasta que el anfitrión rompió el momento diciendo:

—Ya he contado todo, así que no entiendo por qué vinieron aquí.
—Vinimos a usted, porque hay algo que no cuadra en el relato oficial.

—¡No entiendo!

—Se supone que encontró el artefacto en una cueva al norte de la montaña que da al mar y este no tiene ninguna muestra de deterioro ni oxidación a pesar de ser metálico.

—¿Qué quiere que le diga? Eso escapa de mi entendimiento, si, soy ingeniero y podría conjeturar al igual que usted.

—Eso es otra cosa que no me cuadra, siendo usted un universitario, que hace aquí en el medio de la nada.

—Lo que debería hacer usted si supiera lo que sé.

—Y qué sabe que yo no sé.

Alfredo filmaba y escuchaba la conversación entre Timoteo y Salvador, pensaba, que pérdida de tiempo.

—No se da cuenta, todo lo que conoce y cree está próximo a colapsar. Quienes viven en la ciudad tienen pocas posibilidades de sobrevivir.

—¡Está loco! ¿De dónde saca esas ideas descabelladas?

—Le diré algo que no le he dicho a nadie sobre el artefacto.

—Por fin algo interesante.— Comentó Alfredo entre labios.

—En realidad el artefacto no proviene de la cueva cerca al mar.

—¿Mintió? Esto es una falsa.— Exclamó con enojo Timoteo.

—Falsa. ¡Si! y ¡No! La falsa es el encubrimiento del origen misterioso del artefacto. Ellos saben de donde proviene. El objeto es real, lo recibí de unos extraños seres, quienes me instruyeron en su uso. Lamentablemente al tratar de difundir el mensaje recibido fui interceptado por representantes del gobierno para silenciarme despojándome del artefacto.

—¡Patrañas! No le creas, si fuese verdad, el gobierno lo habría secuestrado o eliminado.— Expresó Alfredo.

—Faltó muy poco. Le debo la vida a la intervención de los seres.

—Apaga la cámara. Nos vamos.

—Es tarde para regresar. Todo ha empezado.

En el cielo, un intenso rayo iluminó por alrededor de 45 segundos el vasto horizonte, fuertes vientos y un zumbido ensordecedor les hizo arrodillar.

—¿Qué pasa? gritó Alfredo.

—Creo que ya lo sabes.

Fin


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Una micro ficción original de @janaveda

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