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La guerra nos separó, la vorágine de la violencia provocó que muchas familias se fragmentaran, separarán y terminaran por desaparecer. .
Estábamos comprometidos para casarnos tras largos años de noviazgo, cuando un cowboy militar llegó hasta su casa y se lo llevó, debía servir a la patria. .
Mi corazón quedó destrozado ante la separación forzada y los cambios que ocurrieron luego .
Nuestro pueblo quedó destruido por las bombas y tuvimos que huir, como mendigos que escapan, solo con lo que cargábamos puestos. .
Por dos largos años un refugio fue nuestro hogar, allí murieron mis padres y quedé sola. .
Más nunca supe de él. .
Tal vez su cadáver quedó destrozado en algún campo de batalla o continuó su camino sin acordase de mí, al fin y al cabo los fantasmas rondan sobre cada familia. .
Después de la guerra conseguí trabajo en una tienda de abarrotes y un sábado llegó hasta allí un hombre, de aspecto fornido y rostro triste, arrastraba los pies y no miraba a nadie a los ojos, sin dudas era nuevo en el lugar y por ratos me hacía recordar a mi desaparecido novio. .
Un día, por cuestiones de protocolo, para comprobar su identidad y hacer efectivo su cheque de ex soldado, me dijo su nombre y quedé paralizada. .
Era el mismo de mi ex que parecía regresar del pasado. .
Cuando reaccioné fue para preguntarle. .
-¿No me reconoces? .
Por primera vez pude ver sus ojos, negros como la noche, su rostro tenía una cicatriz bajo la oreja derecha. .
-No soy de acá. .
-Yo tampoco. .
Le mencioné el pueblo de donde éramos ambos y con gesto triste me respondió. .
-No recuerdo nada de mi pasado, incluso no sé si este sea mi nombre, lo asumo ya que estaba en la cadena que colgaba en mi pecho cuando me rescataron tras un bombardeo. .
Mi corazón se transformó en un arcoíris de contrariedades. .
Iba al negocio tres días a la semana, logré que intercambiara algunas palabras conmigo en esos momentos y me enteré que habitaba solo en una pequeña pensión a la salida del poblado. .
Me propuse un acto desesperado, conquistarlo. .
Usé mis mejores y escasas armas de seducción y con el paso de los meses, como el caballo brioso del rodeo fue tranquilizándose. .
Logré sacarle una sonrisa un mes después, su alma estaba destrozada por los horrores vividos en la guerra, aunque para su alivio recordaba solo fragmentos de la misma. .
Comencé a acompañarlo a las consultas siquiátricas, como amiga, no aceptaba tener una relación amorosa, porque decía que no quería comprometerse sin saber quién era. .
El doctor era pesimista en cuanto a esto, le recomendaba seguir su vida ya que la amnesia podría no desaparecer nunca. .
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Año y medio después pude convencerlo que rehiciera su vida y le aseguré que estaría a su lado para que olvidara lo vivido. .
En realidad ambos éramos náufragos, nuestras vidas habían sido asesinadas y éramos fragmentos de ella. .
Nos transformamos en uno, nuestro amor nos hizo olvidar lo vivido. .
Él decidió no volver a las consultas y lo apoyé. .
Dos años después nos transformamos en marido y mujer. .
Al principio, en muchas ocasiones sus pesadillas me despertaron, pero estas fueron pasando lentamente. .
Trabajamos fuerte, unidos, convencidos que el futuro nos haría olvidar el pasado. .
Nos mudamos a un pueblo vecino donde compramos una pequeña finca y nos dedicamos a la agricultura y cría de aves. .
A los tres años se sumó a la familia una niña y a los cuatro un niño. .
El campo me hacía rememorar a mi pueblo, con sus bucólicas calles y ese dominio de la naturaleza que brindaba paz y sosiego. .
Cinco años después, me desperté una noche y lo conseguí con lágrimas en los ojos, sentado fuera de la casa. .
Era la primera vez que lo veía llorar y preocupada le pregunté. .
-¿Qué pasa? .
Me miró con una tristeza que me puso los ojos llorosos también y me respondió. .
-He recordado quien soy, no soy quien he sido hasta hora, él era mi compañero y murió cuando bombardearon el lugar donde estábamos, yo arranqué su cadena con la identificación, porque él me dijo que si moría te hiciera llegar la noticia, tal vez perdí la mía y por eso creyeron que era él. .
Lo abracé, el pasado había muerto para mí desde el día que lo conquisté, sin importarme si era o no mi ex. .
-Eso no cambia nada, tú eres mi esposo, llames como te llames, el padre de mis hijos y la persona con la que estaré hasta que muera, deja a los muertos en paz. .
Lloró como un niño por algunos minutos, luego estuvimos por más de media hora disfrutando el frio de la madrugada, tomamos un café y nos fuimos a dormir. .
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