Historia de un fraude (Relato)

in GEMS4 years ago (edited)


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Para Vicenta el siglo XXI ha llegado cargado de pretendientes, y esto no se debe en nada a su sex appeal o encanto, sino a la tecnología.

A sus cuarenta y algunos años su soltería parece radical y las probabilidades de abandonarlavestán en una proporción de 1000 a 1 o sea lejanas, su ultimo novio oficial, un portugués repartidor de pan en el barrio donde vive, parece ser que se cansó de ser el punto de conversación de las chismosas y un buen día desapareció con negocio incluido, el anterior un árabe vendedor de zapatos igualmente, por lo que está segura que para llegar en brazos al altar tiene que fijar su residencia muy lejos de allí.

Un buen día descubrió la manera de que las lenguas no se entrometieran y se compró una computadora con acceso a Internet incluido, gracias a su fortuna personal dejada por sus padres, unos comerciantes de víveres durante los años de la dictadura, y navegando penetró en el fascinante mundo de los chat y los intercambios de mails, así como a una prestigiosa agencia de enlaces en la red, por lo cual lo que su sobrada fealdad desbarata su dedo mágico endereza, ayudado de su mente vertiginosa capaz de envolver al mas fiero casanova.

De allí proviene todo el lió que vive.

Como es lógico tras ser enganchados por la vampi cibernética, los ansiosos hombres no se cansan de pedir que les envíe una foto, ella muy consciente de que su espejo no engaña decide que una ayuda profesional no caería tan mal a las circunstancias y contrata a un famoso fotógrafo, con amplio currículum a nivel mundial y muy buenos trabajos en el cine llamado por todos Guille, para que en una sesión privada tome fotos a su descultural cuerpo y a su impublicable rostro, para que su talento, en un trabajo acorde con su fama pueda retocar esas imágenes y convertirlas en algo deslumbrante para ser enviadas a sus pretendientes.

El primer pensamiento del fotógrafo sin dudas fue “Esta mujer como que cree que soy mago”, pero sus servicios estaban muy bien pagados y se aventuró a realizar el encargo.

 


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Desde el principio las cosas no resultaron como debían.

Su mejor cámara en un ataque quizás de rebeldía dejó de funcionar y sus acercamientos resultaron toda una película de terror, los dientes de vampiro todos carcomidos por la caries evitaron una sonrisa y sus ojeras necesitaron que contratase a una maquilladora.

Sus lentes de bruja fueron sustituidos por unos de contacto y sus arrugas necesitaron muchas horas de trabajo para ser disimuladas, sin embargo tras semanas de arduo trabajo, y sin lograr conseguir el ángulo más beneficioso para sus close up, el afamado fotógrafo concluyó su trabajo.

Se le ocurrió utilizar una de esas cámaras modernas de una firma prestigiosa con disquete en vez de rollo normal ya que de esa manera le seria más fácil realizar su función de retocado y cumplidos los pagos correspondientes se comprometió a devolver su imagen ya lista para ser enviada en el trayecto de una semana.

Los gastos extras ocasionados por la maquilladora fueron cubiertos por Vicenta satisfactoriamente.

En una semana, 12 horas al día inmersa en el mundo fantástico de la conexión a distancia, el número de sus pretendientes se duplicó y ella se frotaba las manos imaginando la cara que pondrían cuando recibieran su rostro de Miss, creado por el gran Guille.

Como todo un profesional el día indicado por medio de envío urbano llegó el sobre contentivo del disquete con la imagen en formato JPG, cuyo titulo decía Vicenta.

 


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Con el corazón en la boca, en menos de lo que pensaba esa imagen recorrió distancias tan lejanas como China o Suecia, con un slogan que decía “Aquí puedes contemplar toda mi hermosura”.

Pero lo que nunca estuvo en el libreto fue que durante esa semana las ocupaciones de Guille, con motivo de las tomas de exteriores de un video clips para un cantante internacional, se multiplicaron y en el poco tiempo nocturno fue efectuando el encargo de la diva cuarentona, dando como resultado que el disquete enviado a ella halla sido el de las fotos originales y no el de las retocadas.

Cuando quiso enmendar su error ya era demasiado tarde y su presencia solo trajo más complicaciones y problemas.

Vicenta recibió de vuelta mensajes pocos halagadores siendo el más tímido “Eres un monstruo”, por lo que su sistema nervioso no resistió y tras días de llanto intento suicidarse tomando una sobredosis de barbitúricos.

Para su suerte Patora, una amiga de la infancia residenciada en el interior, vino a visitarla y la consiguió en su cama agonizante, logrando ponerla a salvo en un centro asistencial.

Lo que siguió fueron denuncias por daños y perjuicios, homicidio involuntario, crueldad sicológica, incumplimiento de contrato y muchas cosas mas que motivaron a las autoridades a detener al conocido fotógrafo creando un escándalo farandulero que llenó los titulares de los diarios locales y nacionales.

Los bandos se definieron en una proporción equilibrada y el juicio, con abogados de renombre dio como resultado castigos para ambos.

A Guille se le encontró culpable de incompetencia, de daños y perjuicios y de crueldad sicológica mientras que Vicenta fue penada por fraude, prostitución virtual e intento de suicidio, por lo que ambos deberán pagar 15 días de arresto y 6 meses de trabajo comunitario.

Sin dudas la tecnología combinada con el exceso de trabajo no son buenos artífices de un fraude.

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