Apagones en Venezuela: Efectos a nivel psicológico

in GEMS4 years ago (edited)

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No es un secreto, el servicio eléctrico en Venezuela es pésimo y algunos estados del país sufren más esta ineficiencia que otros. Todos alguna vez hemos vivido los bajones de luz, y sentimos luego un alivio en el cuerpo cuando esta no se va.

Celebramos la presencia de este servicio básico, lo agradecemos, no queremos decir muy duro que tenemos días sin que se nos vaya la luz porque basta eso para que ocurra un apagón, o en el mejor de los casos, uno o varios bajones de luz. Ya la lluvia no se disfruta como antes, apenas huele a tierra mojada ponemos todo a cargar y se desenchufan los equipos más importantes, porque con la primera brisa fuerte o con el primer trueno, ya nos quedamos a oscuras.

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En Táchira, por ejemplo, el tema de la luz es una calamidad. Una amiga de allá se propuso hacer un hilo en twitter para publicar cuando se le iba la luz y cuando le llegaba. La cantidad de tweets que subía al día sobre este tema era sorprendente. Cuando le pregunté cómo era la situación que vivía me contó que la mayor parte del día no hay electricidad en la zona en la que vive, y que solo de madrugada ponen la luz “algunas horas seguidas”. Entonces ella aprovecha de hacer las cosas de la universidad a esa hora, cuando además llega el internet. Así como mi amiga, miles de personas se quejan diariamente en twitter por estas fallas, sobre todo aquellos miembros de familia que viven con niños pequeños, ancianos y personas con necesidades especiales.

Me he puesto a pensar, con preocupación, cómo esta situación del servicio eléctrico afecta nuestra salud mental, sobre todo en cuarentena, que dependemos totalmente del servicio eléctrico para estar conectados con el mundo exterior. A continuación dejaré algunas ideas

El ser humano necesita un mínimo de orden y regularidad en su vida para ser capaz de funcionar adecuadamente, necesita ser capaz de predecir algunas cosas y necesita sentir que tiene poder sobre algunas de ellas. Por ejemplo, cuando el día amanece lluvioso salimos de casa usando un paraguas, también tenemos fechas importantes que permanecen inamovibles en el tiempo (cumpleaños, aniversarios, días feriados, navidad), sabemos cuándo comer, cuándo dormir, cuándo salir a trabajar, etc.

Cuando ocurre algún evento de forma impredecible en nuestra vida nos sentimos impactados e impotentes, por ejemplo, el fallecimiento de un ser querido, sin embargo, cuando algún evento impredecible ocurre con mucha frecuencia, vivimos en una constante confusión, nerviosismo, desesperanza, molestia y estrés. Estos estados emocionales pueden vivenciarlos personas que están sometidas diariamente a las fallas del servicio eléctrico, pues están sujetas a algo superior, e incontrolable que determina su rutina. Si tienen una cita importante por videollamada deben cancelarla, si su cocina es eléctrica se pospone la realización de la comida, si estaban durmiendo y llega la luz, deben levantarse y poner a cargar todos los aparatos electrónicos, etc. Esto puede traducirse, por ejemplo, en trastornos del sueño, depresión, ansiedad, entre otros diagnósticos.

Obviamente, las personas que viven esta situación eventualmente se acostumbran a esta vida, aunque sea mala calidad de vida, porque la excepción se vuelve la norma y pasa a ser su nueva realidad. Aun así los profesionales de la salud mental nos preocupamos, porque quizás los daños no los vemos de inmediato pero pueden aparecer a largo plazo y afectar significativamente la vida de los individuos.

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Todas las fotografías las tomé con mi teléfono celular. El banner fue realizado en la aplicación Canvas.
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Desd qu Maduro subio al poder se intnsificaron las medidas y planes de control social. El error de muchos ha sido creer que estamos ante un gobierno malo que es ineficiente, pero la realidad es mucho mas tenebrosa. Estamos ante un plan maquiavelico de dominacion y sometimiento que solo ha sido aplicado en Cuba y en Corea del Norte. Nos estan quebrando emocionalmente para destruir nuestra voluntad. Y lo peor es que se vislumbra una intensificacion en los problemas por venir.

Así estamos, por acá es un habito ya, el que vaya la luz.