Ilustración/Illustration«A propósito del sueño, aventura siniestra de todas las noches, puede decirse que los hombres se duermen diariamente con una audacia que parecería incomprensible si no supiéramos que es el resultado de la ignorancia del peligro.»
«With regard to sleep, the sinister adventure of every night, it can be said that men go to sleep every day with a boldness that would seem incomprehensible if we did not know that it is the result of ignorance of danger.»
—Charles Baudelaire
ESPAÑOL
Aún hoy en día no comprendo si lo que ocurrió fue un espejismo malicioso del destino o en realidad pasó, tan palpable como las sábanas de esta cama que ya no me produce ningún reposo. Mi esposo Jairo, ha intentado ayudarme a cerrar el ciclo, pero por más que pongo mi mayor esfuerzo es imposible; soy como una estela caída que no sabe ni cómo se derrumbó.
Últimamente he estado algo esquizofrénica, quizás sea por los remedios que he estado tomando para los malestares que me han estado asediando, no soy médico pero siento que tienen algo ver. Me siento indiferente, como si todo lo que me ocurrió pasara de manera trivial, insignificante y fugaz, como un evento sin importancia aunque muy bien sé que no es así.
Trataré de explicar mi situación brevemente; yo tenía un hijo de nueve años llamado Miguel, el cual murió de la manera más cruel que se puedan imaginar. Eso pasó hace varios meses ya, no recuerdo hace cuantos, pero sé que fue hace meses. Para mí, la manera en cómo murió fue la más horrible que haya experimentado un ser humano, sin embargo, no siento que haya sido así. No recuerdo si lloré por él o si estuve abandonada aislada en el luto, es como si me arrancaran los sentimientos abruptamente.
¿Cómo es eso posible? Trataré de rememorar los sucesos haciendo énfasis más que todo en la muerte de Miguel. Ese día, mientras llevaba conmigo a mi hijo a visitar a mi madre, durante el trayecto me sentía fatigada y me tuve que sentar en una banca en medio de la acera. Miguel me sostuvo la mano preocupado mientras unas personas se acercaron para saber en que podían ayudar.
Afortunadamente no fue nada malo puesto que en solo unos minutos me repuse nuevamente, como si el mal que me acechó de repente se hubiese esfumado sin dejar secuelas en mí. No dejé de pensar en lo extraño que fue, pero decidí seguir adelante con mi hijo hacia la casa de mi madre. Todo transcurrió con normalidad, no hubo novedad en cuanto a mi estado de salud hasta que regresamos a la casa y a solo unos metros de llegar a la puerta, me sentí de nuevo decaída.
Jairo, mi esposo, quien ya estaba en casa, me había visto por la ventana arrodillada en el suelo y salió de raudo a socorrerme. Miguel me sostenía de la mano mientras que Jairo me tomaba del otro brazo para llevarme a la casa. De repente, no sé si fue una ilusión óptica a causa de la fatiga que tenía o fue en realidad una entidad tangible la que yo vi esa tarde parada junto al árbol del jardín del frente. Tenía puesta una especie de sotana negra con unos guantes del mismo color. Usaba una máscara blanca con cubiertas rojas y brillantes en la parte de los ojos. Ostentaba unos cuernos o antenas, no podía diferenciarlos bien puesto que a cada instante su imagen se ponía borrosa, pero si podía discernir lo alta que era, era tan grande que llegaba hasta la copa del árbol.
Mientras mi hijo y mi esposo me llevaban a la casa, inhalando aire entrecortado a mis pulmones, no dejaba de mirar aquella figura que causó un lacerante miedo en mi pecho, estuve paranoica todo el resto del día hasta la noche fatídica en que perdí a Miguel. Insisto otra vez que las fuertes emociones que experimenté afloraron en mí brevemente y no deduzco el porque me volví tan indiferente.
Esa horrible noche terminamos de cenar, yo lavaba los trastes mientras Miguel estaba en la sala viendo la televisión y Jairo estaba en el taller arreglando unas cosas del auto. De repente comencé a sentirme fatigada otra vez, ya era una situación preocupante y me prometí en mi mente que al siguiente día iría con el médico para hacerme un chequeo. Esta vez no me tumbé al suelo, caminé unos pasos casi llegando a la entrada de la cocina y fue cuando escuché a Miguel llamándome.
Recobré mayores fuerzas y fui directo a la sala, estaba casi oscuro, la única luz que podía detectar era la del televisor bañando toda la imagen de Miguel, quien se encontraba acostado en el suelo mirando hacia la oscuridad. Señalaba con su tembloroso brazo y su cuerpo atiborrado por el horror hacia la intensa penumbra a la figura que allí habitaba. Lo primero que vislumbré fueron sus enormes ojos fulgentes, que sobresalían de ese rostro pálido y liso con forma de máscara.
Comencé a respirar hondo para intentar reponerme, le dije a Miguel que se levantara y saliera huyendo, pero de improvisto, los dedos del extraño individuo comenzaron hacerse delgados y larguiruchos como patas articuladas de araña. Tomó a Miguel rápidamente y lo levantó, yo no podía ni gritar porque en ese momento me faltaba el aire como si tuviese una especie de ataque de asma. El intruso al tener a mi hijo por encima de su cabeza, lo jaló tan fuerte por ambos extremos que lo abrió por la mitad, desparramando su sangre por toda la sala.
En ese momento y motivada por el terror, grité con todas mis fuerzas un alarido que a lo mejor se escuchó por toda la cuadra. El degenerado monstruo dejó caer a mi hijo muerto al suelo y luego se acercó a mí revelando su verdadera identidad. Su aspecto era sumamente grotesco, repulsivo para ojearlo aunque sea un instante con la mirada. Su rostro era… ¡como el de un insecto! Con sus millares de ojos acumulados y su abertura bucal donde sobresalían tentáculos retorcidos. Sus antenas dobladas y su piel oscura cubierta de un pelaje corto eximían un aroma inmundo.
La criatura solo pasó por mi rostro una de sus escuálidas manos y fue allí cuando me desmayé. Al despertar, estaba en una camilla de primeros auxilios y Jairo estaba frente a mí con los ojos rojos y envueltos en lágrimas. A su lado estaban los paramédicos y la policía, los cuales, después de unos momentos, no tardaron en hacerme preguntas. Los paramédicos me preguntaron sobre mi estado de salud y que si aún podía hacer ciertas cosas. La policía me preguntó sobre la escena del crimen, y me interrogaron sonsacando hasta la última pregunta posible.
Les contesté todo, sin embargo, no dejaba de sentirme indiferente ante aquella situación. Era como si no sintiera nada, ni angustia, ni dolor, ni preocupación, absolutamente nada. La policía nos tomó a Jairo y a mí como sospechosos en primer lugar pero luego nos descartaron porque las pruebas no concordaban, no obstante, posteriormente se fijaron únicamente en mí por mi actitud estoica ante la muerte de mi hijo, era como si hubiesen arrancado de lleno toda emoción que me causaba verlo morir.
Aún intento hacer una síntesis de lo pasó en los últimos meses. Me encuentro aquí, ahora sola. Jairo me abandonó por no soportar mi nueva personalidad indiferente ante la muerte de Miguel. Mi madre me llama todo el tiempo, incluso intenta visitarme, pero yo no le contesto ni la recibo. Trato de acumular algunos recuerdos, pero cada vez que lo consigo, se me escapan desintegrándose de mis manos. Jamás sabré que pasó en realidad, ¿quién era esa criatura? ¿Por qué mis sentimientos desaparecieron? Y la pregunta que siempre he querido saber: ¿Por qué asesinó a mi hijo Miguel?
Escrito por @universoperdido. Martes 11 de agosto del 2020
ENGLISH
Even today I do not understand if what happened was a malicious mirage of fate or if it really happened, as palpable as the sheets of this bed that no longer give me any rest. My husband, Jairo, has tried to help me close the cycle, but no matter how hard I try, it's impossible; I'm like a fallen wake that doesn't even know how it collapsed.
Lately I've been a little schizophrenic, maybe it's because of the remedies I've been taking for the ailments that have been plaguing me, I'm not a doctor but I feel they have something to do with it. I feel indifferent, as if everything that happened to me happened in a trivial, insignificant and fleeting way, as a minor event although I know very well that it is not.
I will try to explain my situation briefly; I had a nine-year-old son named Miguel, who died in the cruelest way imaginable. This happened several months ago, I don't remember how long ago, but I know it was months ago. For me, the way he died was the most horrible way a human being has ever experienced, however, I don't feel that it was like that. I don't remember if I cried for him or if I was left alone to mourn, it's like my feelings were abruptly torn out.
How is that possible? I will try to recall the events with an emphasis on Michael's death. That day, while I was taking my son with me to visit my mother, I felt fatigued on the way and had to sit on a bench in the middle of the wax. Miguel held my worried hand while people came over to see how they could help.
Fortunately, it was not bad at all, because in just a few minutes I was back on my feet again, as if the evil that had been lurking around me had suddenly vanished without leaving any traces on me. I couldn't stop thinking about how strange it was, but I decided to move on with my son to my mother's house. Everything went on normally, there was no news about my state of health until we returned to the house and just a few meters from reaching the door, I felt down again.
Jairo, my husband, who was already home, had seen me kneeling on the floor through the window and rushed out to help me. Miguel was holding my hand while Jairo grabbed my other arm to take me home. Suddenly, I don't know if it was an optical illusion because of the fatigue I had or if it was really a tangible entity that I saw that afternoon standing by the tree in the front garden. It was wearing a kind of black cassock with gloves of the same colour. It wore a white mask with bright red covers over its eyes. He had horns or antennae, I couldn't tell them apart because his image was getting blurry all the time, but if I could see how tall he was, he was so big that he could reach the top of the tree.
As my son and my husband carried me into the house, inhaling choppy air into my lungs, I kept looking at that figure that caused a lacerating fear in my chest, I was paranoid all the rest of the day until the fateful night when I lost Michael. I insist again that the strong emotions I experienced surfaced in me briefly and I do not deduce why I became so indifferent.
That horrible night we finished dinner, I was washing the dishes while Miguel was in the living room watching TV and Jairo was in the shop fixing some things in the car. Suddenly I began to feel tired again, it was already a worrisome situation and I promised myself in my mind that the next day I would go to the doctor for a check-up. This time I did not lie down on the ground, I walked a few steps almost to the entrance of the kitchen and that is when I heard Miguel calling me.
I recovered my strength and went straight to the living room, it was almost dark, the only light I could detect was the one from the TV bathing the whole image of Miguel, who was lying on the floor looking into the darkness. He pointed with his trembling arm and his body crammed with horror into the intense darkness at the figure living there. The first thing I glimpsed was his huge, glowing eyes, which protruded from that pale, smooth, mask-like face.
I began to breathe deeply to try to recover, I told Miguel to get up and run away, but suddenly, the fingers of the strange individual began to become thin and lanky like the articulated legs of a spider. He grabbed Miguel quickly and lifted him up, I couldn't even scream because at that moment I was short of breath as if I was having some kind of asthma attack. The intruder, holding my son over his head, pulled him so hard at both ends that he split him open, spilling his blood all over the room.
At that moment and motivated by terror, I shouted with all my strength a scream that perhaps was heard all over the block. The degenerate monster dropped my dead son to the ground and then approached me revealing his true identity. His appearance was extremely grotesque, repulsive to glance at even for a moment. His face was... like that of an insect! With its thousands of eyes, and its mouth opening where tentacles protruded twisted. Its antennae were bent and its dark skin covered with a short coat exuded a foul smell.
The creature passed only one of its emaciated hands over my face, and it was there that I fainted. When I woke up, I was on a first aid stretcher and Jairus was standing in front of me with the reds and wrapped in tears. Next to him were the paramedics and the police, who, after a few moments, soon asked me questions. The paramedics asked me about my health and if I could still do certain things. The police asked me about the crime scene, and they questioned me, asking every last possible question.
I answered everything, but I was still indifferent to the situation. It was as if I felt nothing, no anguish, no pain, no worry, absolutely nothing. The police first took Jairo and me as suspects but then dismissed us because the evidence did not agree, however, later they only looked at me because of my stoic attitude to my son's death, it was as if they had taken away all the emotion I felt seeing him die.
I still try to summarize what happened in the last few months. I find myself here, now alone. Jairo abandoned me because he could not bear my new personality, indifferent to Miguel's death. My mother calls me all the time, she even tries to visit me, but I do not answer her or receive her. I try to accumulate some memories, but every time I manage to do so, they escape from my hands. I'll never know what really happened, who was that creature? Why did my feelings disappear? And the question I've always wanted to know: Why did it kill my son Miguel?
Written by @universoperdido. Tuesday, August 11, 2020
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