La mujer hacía una torta, con parsimonia había puesto los ingredientes encima del mesón, pero cuando llegó el momento de batir, decidió apurarse; ya era un poco tarde, lo mejor sería que terminara de hacerlo todo antes de la cena. Al terminar se sintió satisfecha del resultado, de pronto notó que la mitad de la uña de su dedo anular de la mano derecha no estaba.
¡Cómo era posible solo habían pasado tres días que se había hecho la manicura! ¡Qué servicio tan pésimo! No era posible que se hubiese partido esa uña de esa manera y no se hubiera dado cuenta, ¿En qué momento fue? Muchas preguntas y dudas, su mente no descansaba.
La preocupación de que el trozo de uña hubiera caído en la mezcla para hacer el bizcocho no se apartaba de su cabeza. No hallaba qué hacer pero eran personas de confianza sus hijos y esposas de ocurrir algo trataría de que fuese divertido.
Todos compartieron felices esa noche, no hubo nada que afeara la reunión, celebraron y alabaron la deliciosa torta. Al otro día en la mañana al meter la mano en una gaveta en el baño sintió una molestia en el mismo dedo y en ese momento vio el pedazo de uña sobre una toalla. Un gancho saliente fue el causante de ello.
Mi contenido es original
Historia ficticia a partir de la palabra «manicura»