Tiempo hace que no obtengo los beneficios de tener una tarjeta de crédito. Llegué a tener cuatro, me ayudaban a resolver cualquier situación que se presentara de repente.
Como cuando una vez al llegar a casa mi hijo menor se había caído y se le había hecho una herida en la mandíbula. No lo pensé dos veces. Pedí un taxi y me fui con él hasta una clínica y el uso de la tarjeta me permitió pagar los gastos de la pequeña cirugía y los medicamentos que se necesitaron.
Tener una tarjeta de crédito daba cierto confort y seguridad, sin llegar a endeudarme demasiado podía mantenerlas y eso me daba también el manejo de referencias bancarias cuando las necesitaba. Pero esto es cosa del pasado.
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Para algunos se convertían en pesadilla y para otros en confort, todo dependía de cómo se usaran. También llegué a tener cuatro y no resultaron ser un problema para mí. Creo que sólo los venezolanos podemos entender porqué son cosa del pasado, jajaja. Lo bueno es no las he extrañado.
Saludos amiga.