Una verdad no luminosa de la vida: el fracaso. Iniciativa Filosófica en Hive.

in Freewriters4 years ago

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Cada lunes comparto un post dedicado a la filosofía, esta iniciativa la tomamos @reymoya95 y yo, y ahora de manera fantástica se ha sumado @jesusalejos .

Pero, ustedes me dirán ¡Hoy no es lunes, es martes! Y si, es cierto, lo que sucedió que ayer fue que estuve largas las horas sin servicio eléctrico y eso me imposibilito compartirles mi post. En cambio mis amigos si lo hicieron, acá les comparto sus publicaciones que están geniales:

Post de @reymoya95

Post de @jesusalejos

Pero, de igual manera hoy martes les compartiré un poso sobre filosofía. Así que en las próximas líneas, trataré disertar un poco sobre el fracaso y la importancia en la vida. Pero tranquilos que no se trata de una oda al dolor obtenido por el fracaso. Sino más bien, de considerar la experiencia oscura del fracaso como una oportunidad edificante, una posibilidad que nos permita mirar hacia dentro de nosotros mismos. Como decía Schopenhauer, volver por encima de todo sufrimiento.

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Es decir, el fracaso nos puede conducir aunque por caminos oscuros hacia el conócete a ti mismo. De tal modo y para decirlo en un tono nietzscheano, el pensar el fracaso no ha de permitir una cavilación sobre nuestra propia Aurora.
El ser se dice de muchas maneras nos dijo el filosofo (Aristóteles), el fracaso también debe decirse de muchos modos. Pero ese decir solo se da bajo la experiencia de cada uno de nosotros. Y acá cabe el “Homo mensura” (el hombre es medida de todas las cosas) de Protágoras, ya que cada uno sabe a que llamar fracaso. El fracaso es una experiencia íntima.

No trato de dar una definición de lo que es o no el fracaso, porque es una experiencia cada uno sabe lo que es el fracaso para sí mismo. Algo así como le paso a San Agustín cuando le preguntaron sobre el tiempo. El dijo que sabia su uso y función pero cuando le preguntaban ¿Qué es? Respondía: “no sé”.

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Ciertamente hay cosas que se acercan más al sentido del gusto que a una definición. Es decir, al compartirles esta reflexión sobre el fracaso en vez de pensar una definición y tratar de atraparle en un concepto. Cotidianamente no nos gusta hablar del fracaso, nos es más atractivo hablar del éxito, incluso hay mil cosas que se ven a diario que nos mueven al éxito, pero hoy no nos ocuparemos de él, quizás en otra ocasión. Me interesa el lugar del sufrimiento en la vida. Por lo general no contamos con los recursos espirituales para hacer frente una caída fuerte como la de un fracaso. El fracaso se nos presenta como una especie de caída violenta hacia un lugar de nosotros que en otras circunstancias no nos hubiésemos planteado ir.

Y en esos lugares oscuros y terribles hay que acudir a la reflexión y al asombro. Asombro por lo ocurrido ya que el fracaso siempre tiene algo de inesperado, y en ese momento nos topamos con la filosofía. Ya que en esas circunstancias hay algo de nosotros que exige ser pensado, puesto que se nos revela. Y volvemos la mirada a ese pensador antiguo (mi favorito), Heráclito de Éfeso cuando dice “Me investigué a mí mismo”, y aunque nos pensemos desde una perspectiva penosa y dolorosa, ese momento donde nos sentimos quebrados nos abre un horizonte de transformación.

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En este punto volvemos a Nietzsche, la Aurora solo se da después de una larga oscuridad. El fracaso nos hace repensarnos, nos muestra algo que debe ser pensado y nos corresponde abrazar esa oscuridad de la experiencia y hacer de en nosotros los descubrimientos a los cuales fuimos invocados. Y nos convertimos en poema, dice María Zambrano (mi filósofa española favorita): la poesía es hallazgo por gracia. El fracaso nos hace poema, aunque inicialmente sea un poema que habita lo oscuro del alma.
Y cada circunstancia por penosa que sea nos transforma, como decía Diotima de Mantinea en el diálogo platónico del Banquete: “Nunca somos los mismos ni siquiera en relación con los conocimientos”.

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En resumen, el fracaso nos invita a tener una conciencia del fluir, ese fluir defendido por Heráclito, Protágoras y también de algún modo Nietzche cuando dijo el hombre es una cuerda tendida entre el mono y el superhombre. Somos cambio constante, y el fracaso nos muestra desde la oscuridad eso que de nosotros exige ser repensado, las creencias. Porque son nuestras creencias las que definen al fracaso como fracaso. Y de este modo, lo que decimos creer o conocer puede cambiar innumerables veces en nuestra vida. Haciéndonos seres del y para el cambio, del fluir.

Y deseo terminar esta reflexión con unas palabras de Oscar Wilde:

“Las cosas son también en su esencia lo que queremos hacerlas”.

Gracias por llegar hasta aquí y leerme.

Las imagenes las edite en Canva

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Por eso escribo poemas, la mejor manera de decirlo es esa. Un poema que habíta en lo oscuro del alma. Perfecto 😁, muy buen post.

Gracias por leerme!! La poesía es magia pura.

Muy "edificante" como lo dices... El tema del fracaso es así mismo Una puerta para volver a caminar... Gracias por tan buen escrito...

Que bueno te haya gustado!! Saludos hermano

Así es amigo @filoriologo... Tomaré al abuso de mencionarte y colocar el link de tu post en un escrito poético... Bueno, si me lo permites...

Hola, amigo, gracias por la mención, me encantó este escrito cargado de referencias a grandes filósofos pero sobre todo de una gran reflexión sobre el fracaso. Saludos, que viva la filosofía.

Posted using Dapplr

Buenísimo. Siempre he creído que toda mi vida es una cadena ininterrumpida de fracasos, pero en este sentido resemantizado, como reajustes de aprendizajes y de vida. Los conceptos son bien engañosos, y sí hay un a tendencia de la doxa a estigmatizar en una lógica binaria y simplificadora. Me encantó su post. Gracias por compartir esa reflexión.

Graciias por tu comentario!! Y si , asi suele pasar con la logica binaria.