Ayer me peleé con Elena o mejor dicho ella se peleó conmigo y en un arrebato en el cual frunció sus labios y convirtiéndolos en una mueca de un rojo intenso que así apretados me dieron escalofríos, unos escalofríos cuando entre ellos salió una especie de silbido: Adiós. No quiero verte nunca más.
Habíamos roto varias veces, pero sus labios de un rojo intenso que me enloquece, jamás me habían roto el corazón de esa manera.
Fuente Pixabay (https://pixabay.com/es/photos/labios-boca-labios-rojos-joven-3068344/)
Y ahora veo en todas partes su sonrisa, mostrando ligeramente sus blancos dientes, enmarcados entre los labios que siempre lleva pintados de un rojo intenso llamativo, que hace de su sonrisa una invitación al beso y al placer.
Ni recuerdo porque empezó la discusión, pero si su furia creciente y el mohín despectivo de sus labios gordezuelos con su característico rojo, su entrecejo contraído y sus manos crispadas que danzaban como locas acompañando sus palabras, hasta que finalmente se elevaron en señal de parada para evitar mi acercamiento. Dio media vuelta y se fue.
Ahora suspiro e imagino labios de un rojo intenso inolvidable, en todas las mujeres que se me acercan, incluso en las que hablo por teléfono.
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