Por @latino.romano
El mundo a través de la oscuridad es de un solo color, sin embargo, no por eso deja de estar lleno de vida. Cada nuevo día era una experiencia enriquecedora para ella. Con ilusión esperaba poder disfrutar de todo una gama de sensaciones.
—Me encantaría ver las flores —dijo la niña a su padre mientras caminaban por el campo cercano a su casa.
Al padre se le humedecieron los ojos al escuchar a su pequeña hija. El dolor de haber perdido a su esposa en la muerte le punzaba el corazón cada vez que recordaba que su retoño había perdido la vista en aquel mismo accidente.
—No llores papito, sé que estás llorando —dijo la niña.
—No lo hago, solo me quedé callado un momento… pensando en algo —respondió el padre con la voz afectada.
—Háblame de las flores que hay alrededor. Quiero conocerlas —solicitó la pequeña.
—Bueno, hay de muchos colores aquí, también sus formas son diferentes —comenzó a relatar el padre.
—No papito —interrumpió la niña— No digas los colores y las formas, no puedo ver nada de eso. Háblame de sus nombres y sus olores, así sabré cómo es cada una de ellas.
Su padre se esmeró en describir para ella cada aroma. A medida que hablaba, su dolor se extinguía en su corazón como lo hace un fuego al que le falta calor. La niña sonreía mientras lo escuchaba hablar, y se fascinaba de la gran variedad de flores que había en el campo. Su padre además le explicaba el uso que solían darle a cada una: algunas para hacer perfumes, otras para sanar dolencias, la mayoría para adornar mesas y obsequiar momentos bellos.
La niña tomaba puñados de flores mientras caminaba, se enganchaba algunas en el cabello, ponía otras en el bolsillo de la camisa de su padre, también las cargaba en la cesta del pan para llevar un recuerdo a casa.
Pronto quedaron atrás los momentos amargos y los tristes recuerdos. La niña olía las flores con intensidad y su padre la miraba ilusionado, olvidando la tragedia que oscureciera sus vidas.
En la siguiente estación, el padre se encargó de sembrar tramos enteros con las flores que más le gustaron a su hija y las que fueron las favoritas de su esposa. Preparó para la niña un hermoso arcoíris de aromas que ella pudiera percibir al caminar por el campo.
Cuando el dolor amenazaba con volver, él y su hija daban un paseo refrescante. Las lágrimas se contenían, y las risas calmaban sus dolidos corazones. Ambos aprendieron que las adversidades no son el fin de una vida feliz, que existen muchas maneras de disfrutar el mundo.
Gheyzer J. Villegas (@latino.romano) es un escritor hispano de relatos y poemas, miembro del mundialmente reconocido grupo Freewrite House para quien escribe estos textos inéditos…
English version
The world through darkness is one color, yet it is still full of life. Each new day was an enriching experience for her. She was looking forward to enjoying a whole range of sensations.
-I would love to see the flowers," said the girl to her father as they walked through the field near her home.
The father's eyes were moistened as he listened to his little daughter. The pain of having lost his wife in death pierced his heart every time he remembered that his child had lost his sight in that very accident.
-Don't cry, Daddy, I know you're crying," said the girl.
-I'm not, I just kept quiet for a moment... thinking about something," replied the father in an affected voice.
-Tell me about the flowers around you. I want to know them," asked the little girl.
-Well, there are many colors here, also their shapes are different," began the father.
-Don't say the colors and the shapes, I can't see any of that. Tell me about their names and their smells, so that I know what each one of them looks like.
Her father took great pains to describe each scent for her. As she spoke, her pain was extinguished in her heart like a fire that lacks warmth. The girl smiled as she listened to him speak, and was fascinated by the great variety of flowers in the field. Her father also explained the use they used to give to each one: some to make perfume, others to heal ailments, most to decorate tables and give beautiful moments.
The girl would take handfuls of flowers while walking, she would clip some of them in her hair, put others in her father's shirt pocket, she would also carry them in the bread basket to take a souvenir home.
Soon the bitter moments and sad memories were behind him. The girl smelled the flowers with intensity and her father looked at her with hope, forgetting the tragedy that darkened their lives.
At the next station, the father was in charge of planting whole sections with the flowers that his daughter liked the most and those that were his wife's favorites. He prepared for the girl a beautiful rainbow of aromas that she could perceive while walking through the field.
When pain threatened to return, he and his daughter took a refreshing walk. Tears were held back, and laughter soothed their aching hearts. They both learned that adversity is not the end of a happy life, that there are many ways to enjoy the world.
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Excelente historia... Muy buen hilada...
Gracias por comentar, siempre es bueno saber que le gustó a alguien... saludos.