Por @latino.romano
Cualquiera hubiera pensado que la noticia lo desbastaría, que la tristeza y la incertidumbre lo harían presa del dolor y la desesperación.
No todos los días se entera uno de la proximidad de su muerte. Sabemos que su pesada sombra asecha en cada lugar, pero que tu doctor te diga que te queda poco tiempo, es una forma segura de saber que el oscuro manto del final te ha cubierto.
A Charles se le veía tranquilo, su mirada era plácida, calmada. Evocaba una fortaleza admirable a pesar su infortunio. Su amigo Richard se acercó para ofrecerle apoyo. Charles le pidió un favor que recordaría por siempre.
—Quiero ir a un lugar que siempre he deseado conocer —dijo Charles.
—Te acompañaré amigo —aseguró Richard con una sonrisa.
Las penas pesan menos cuando se cargan entre varios, el dolor suele diluirse entre las palabras de consuelo de los demás, las tragedias parecen pequeños problemas cuando se soportan al lado de los amigos.
—¿A dónde quieres ir? —preguntó Richard.
—Al norte, muy al norte donde el frio es intenso y las noches duran muchos meses.
Su amigo se sorprendió con la respuesta. No comprendió en aquel momento por qué, de todos los lugares hermosos a los que podrían ir, Charles le solicitaba lo acompañara al más lejano e inhóspito. Supuso que de alguna forma prefería ir a morir allá, lejos de todo y entregado a las inclemencias del clima. Sin embargo, no estaba dispuesto a negar la última solicitud de un hombre enfermo. Lo acompañaría para cumplir su deseo, y lo apoyaría como muchas veces Charles lo hiciera con él.
El viaje fue largo y agotador. El polo norte era inclemente en esa época del año. El frío calaba hasta los huesos, el invierno polar gozaba de esa majestuosidad propia de los lugares que lucen magníficos en fotografías y postales, pero que cuando estás allí te muestran que son más que solo colores en un papel, que eres insignificante ante su grandeza.
Los amigos caminaron hasta una planicie desde donde se podía observar elevaciones a la distancia, y lo que parecía ser un lago congelado.
—Finalmente estamos aquí Charles. ¿Podrías decirme que te motivo a querer venir aquí antes de morir?
—Lo tienes frente a ti amigo. No podía dormirme en la muerte sin antes ver este maravilloso espectáculo con mis propios ojos.
—¿Te refieres al frío, al hielo y la noche aterradora? —inquirió Richard.
—¡No!, me refiero a eso —respondió Charles señalando al cielo— a la aurora boreal. Siempre me intrigó ver esas luces en videos y libros. Así que me prometí a mí mismo que algún día vendría aquí a contemplarlas en persona.
—Son realmente hermosas —indicó Richard.
—La vida entera lo es —agregó Charles.
Incluso en los lugares más hostiles puede hallarse belleza. Incluso en los momentos más difíciles de la vida, esta sigue siendo vida; un don para disfrutar.
Gheyzer J. Villegas (@latino.romano) es un escritor hispano de relatos y poemas, miembro del mundialmente reconocido grupo Freewrite House para quien escribe estos textos inéditos…
English version
Anyone would have thought that the news would devastate him, that sadness and uncertainty would make him prey to pain and despair.
It is not every day that one learns of the nearness of his death. We know that his heavy shadow lurks in every place, but being told by a doctor that you have little time left is a sure way of knowing that the dark mantle at the end has covered you.
Charles looked calm, his gaze was placid, calm. He evoked an admirable strength in spite of his misfortune. His friend Richard approached to offer him support. Charles asked him for a favor that he would remember forever.
-I want to go to a place I have always wanted to know," said Charles.
-I will accompany you friend," Richard assured with a smile.
Grief weighs less when it is carried among several, pain is often diluted among the words of comfort of others, tragedies seem like small problems when endured by friends.
-Where do you want to go? -asked Richard.
-To the north, far north where the cold is intense and the nights last for many months.
His friend was surprised by the answer. He didn't understand at that moment why, of all the beautiful places they could go, Charles asked him to accompany him to the most distant and inhospitable. He assumed that somehow he preferred to go there to die, far away from everything and devoted to the inclemency of the weather. However, he was not willing to deny the last request of a sick man. He would go with him to fulfill his wish, and would support him as Charles often did with him.
The journey was long and tiring. The North Pole was inclement at that time of year. The cold was piercing to the bones, the polar winter enjoyed that majesty typical of places that look magnificent in photographs and postcards, but when you are there they show you that they are more than just colors on paper, that you are insignificant in the face of their greatness.
The friends walked to a plain from where you could see elevations in the distance, and what appeared to be a frozen lake.
-We're finally here, Charles. Could you tell me what motivated you to want to come here before you died?
-You have it in front of you, my friend. I could not fall asleep in death without first seeing this wonderful sight with my own eyes.
-You mean the cold, the ice and the scary night? -Richard asked.
-No, that's what I mean," said Charles, pointing to the sky and adding, "the aurora borealis. I was always intrigued to see those lights on videos and books. So I promised myself that one day I would come here and see them in person.
-They are really beautiful," said Richard.
-Life is beautiful," added Charles.
Even in the most hostile places beauty can be found. Even in life's most difficult moments, this is still life; a gift to be enjoyed.
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