Hello everyone.
Inspired by my friend @charjaim's post, I'm writing today about a related topic: rising to the challenge in the face of adversity.
These are times of peace, and times of peace and tranquility are good. They are necessary. They are the moments we take advantage of to rest and enjoy what we have achieved.
But if there's one thing I've learned in these years, it's that these are also crucial moments for preparing ourselves. No calm lasts forever.
Thinking that good things will last forever is a mistake. That's why, during calm periods, we must strengthen ourselves: acquire knowledge, improve our skills, and conserve resources. This preparation isn't pessimism or defeatism; it's realism. It is the foundation that will allow us to endure when problems arise. Problems that, sooner or later, always arrive.
There always comes a time when adversity appears and knocks on your door. It is then that we must apply everything we have learned in times of calm.
In other words, this is the moment of truth.
It is not a time to doubt, but to act. Difficulty, adversity, is the test that forces us to overcome our limits.
In fact, many of these limits are self-imposed, whether out of comfort or fear. When there is no other option, we discover that we are capable of much more than we thought. The ability was there, latent, waiting to be used.
In the face of adversity, I've learned that complaining is useless. Complaining doesn't solve the problem; it only wastes precious energy that we should be dedicating to finding a solution. The only thing we should do, the only valid response, is to rise to the challenge. That means standing up, gritting our teeth, and facing the situation with determination.
It's not about ignoring the difficulty, but about accepting it and taking action to overcome it. Every problem we overcome isn't just an obstacle conquered; it's a lesson that makes us stronger and better prepared for next time. Greatness is not demonstrated in comfort, but in the ability to rise to the occasion when everything seems to be against you.
Versión en español
Hola, estimados.
Inspirado en el post de la amiga @charjaim, me animo hoy a escribir sobre un tema afín: crecernos ante las adversidades.
Son tiempos de paz y los tiempos de paz y tranquilidad son buenos. Son necesarios. Son los momentos que aprovechamos para descansar y disfrutar de lo que hemos logrado.
Pero si algo he aprendido en estos años es que también, son los momentos cruciales para prepararnos. Ninguna calma dura para siempre.
Pensar que lo bueno será eterno es un error. Por eso, durante los periodos tranquilos, debemos fortalecernos: adquirir conocimientos, mejorar nuestras habilidades y ahorrar recursos. Esa preparación no es pesimismo o derrotismo, es realismo.
Es el cimiento que nos permitirá aguantar cuando lleguen los problemas. Problemas que, tarde o temprano, siempre llegan.
Siempre llega un momento en el que la adversidad se presenta y toca a tu puerta. Es entonces cuando debemos aplicar todo lo aprendido en los tiempos de calma.
En otras palabras, este es el momento de la verdad.
No es un momento para dudar, sino para actuar. La dificultad, la adversidad, es la prueba que nos obliga a superar nuestros límites.
De hecho, muchos de estos límites nos los hemos impuesto nosotros mismos, ya sea por comodidad o miedo. Cuando no hay opción, descubrimos que somos capaces de mucho más de lo que creíamos. La capacidad estaba ahí, latente, esperando ser utilizada.
Ante las adversidades, he comprobado que lamentarse no sirve de nada. Quejarse no resuelve el problema; solo gasta una energía preciosa que deberíamos dedicar a la solución. Lo único que debemos hacer, la única respuesta válida, es crecernos. Eso significa ponerse de pie, apretar los dientes y enfrentar la situación con determinación.
No se trata de ignorar la dificultad, sino de aceptarla y movilizarse para salir de ella. Cada problema superado no es solo un obstáculo vencido, es una lección que nos hace más fuertes y más preparados para la próxima vez. La grandeza no se demuestra en la comodidad, sino en la capacidad de crecerse cuando todo parece ir en contra.
Querido amigo, siempre tan sabio. 💜