The day started in the best way, we left very early when it was still night. The trip on Route 2 was smooth, fast, very few vehicles and excellent visibility.
We arrived at the lagoon following the indications of the man in charge of the lagoon, we crossed the bridges framed by the propaganda of Philip Morris, two huge bundles of cigarettes, we resumed at the first exit and we crossed the bridges again, there, just 200 meters away. the exit towards a local dirt road that after about 20 minutes left us in the mirror of water, the final destination of our fishing trip of just a few hours, in the afternoon we had to return since my friend had an inescapable commitment, It was his wedding anniversary and he had reserved a table in a cute and charming restaurant.
Perhaps if we had thought better, we could have passed the start for the following week, but in these matters of deeply rooted hobbies, it is difficult to suspend them for another opportunity.
So at six in the morning we were entering the complex, it was just dawn and everything looked fantastic.
We quickly found a place to leave the vehicle in the shade and began to prepare the equipment, no barbecue or any other time-consuming food, which we did not have. Just a few sandwiches bought the day before and a couple of sodas in a small preservative.
We began to walk in search of good places and suddenly I saw something that I did not like, the sky, radiant and without any clouds, until a few moments ago began to darken thanks to gray and heavy clouds. It was not flattering at all, quite the opposite, a summer storm, probably very intense, was fast approaching.
I immediately thought about the dirt road we had to travel until we reached the route and how far we were from the vehicle. I looked at my friend and it became evident that we both thought the same thing, at a slight and imperceptible sign, we took everything we were carrying and we resumed the reverse path, at a fast pace, we had to get to the route before it rained.
Sometimes the intentions are good, the pure desires and the right initiative but also sometimes all that is not enough and that is what happened at that moment. As we packed everything in the car in a hasty and sloppy way, the wind began to blow hard and the first drops of rain hit our clothes, the floor and the car.
When we passed the gate and we took the dirt road it was already a deluge, water and wind, there were also some lightning flashes and the deafening noise of thunder. I was calm, slowly, through the middle of the track, being careful not to pass any puddle or muddy place, however, the car felt like it was in the air, I noticed that it did not respond with the usual security to my soft touches of the steering wheel. Suddenly he started to queue, he made a half top and leaned gently on one side of the road looking in the opposite direction of our destination, I wanted to get out of there but it was impossible, one of the wheels had been left in the air and the other in the middle of a quagmire.
While we watched the disaster and thought about how to get out of there, a van approached and stopped, he handed us a rope and got us out of trouble.
We continued much slower if that was possible and after more than an hour we hit the road, wet and muddy but happy. If we had no other setback my friend could go to a party with his wife.
I for my part to look at the almanac to make another appointment with the lagoon.
El día comenzó de la mejor manera, salimos muy temprano, cuando todavía era de noche. El viaje por la ruta 2 fue tranquilo veloz, muy pocos vehículos y una excelente visibilidad.
Llegamos a la laguna siguiendo las indicaciones del encargado de la laguna, cruzamos los puentes enmarcados por la propaganda de Philip Morris, dos enormes atados de cigarrillos, retomamos en la primera salida y volvimos a cruzar los puentes, ahí nomás, a unos 200 metros estaba la salida hacia un camino vecinal de tierra que luego de unos 20 minutos nos dejó en el espejo de agua, destino final de nuestro viaje de pesca de tan solo unas horas, por la tarde había que regresar ya que mi amigo tenía un compromiso ineludible, era su aniversario de casado y tenía reservada una mesa en un lindo y coqueto restaurante.
Quizás si lo hubiéramos pensado mejor podríamos haber pasado la salida para la semana siguiente pero en estas cuestiones de los hobbies muy arraigados es difícil suspenderlos para otra oportunidad.
Así que a las seis de la mañana estábamos entrando al complejo, recién había amanecido y todo se veía fantástico.
Encontramos rápidamente un lugar donde dejar el vehículo a la sombra y comenzamos a preparar el equipo, nada de asado ni ninguna otra comida que demandara tiempo, cosa que no teníamos. Solo algunos sándwiches comprados en el día anterior y un par de gaseosas en una pequeña conservadora.
Comenzamos a caminar en busca de buenos lugares y de pronto veo algo que no me gustó, el cielo, radiante y sin ninguna nube hasta unos momentos atrás comenzaba a oscurecerse gracias a unos grises y pesados nubarrones. No era para nada halagüeño, más bien todo lo contrario, una tormenta de verano, probablemente muy intensa, se acercaba rápidamente.
Pensé inmediatamente en el camino de tierra que debíamos transitar hasta llegar a la ruta y lo lejos que estábamos del vehículo. Miré a mi amigo y se hizo evidente que los dos pensábamos lo mismo, ante una leve e imperceptible señal, tomamos todo lo que llevábamos y retomamos el camino inverso, a paso rápido, teníamos que llegar a la ruta antes de que lloviera.
En ocasiones las intenciones son buenas, los deseos puros y la iniciativa acertada pero también a veces todo eso no basta y eso es lo que ocurrió en ese momento. Mientras guardábamos todo en el automóvil en forma apresurada y desprolija, el viento comenzó a soplar con intensidad y las primeras gotas de lluvia golpearon nuestra ropa, el piso y el auto.
Cuando pasamos la tranquera y tomamos el camino de tierra ya era un diluvio, agua y viento, también aparecieron algunos relámpagos y el ruido ensordecedor de los truenos. Iba tranquilo, despacio, por el medio de la huella, teniendo cuidado en no pasar ningún charco ni lugar embarrado, sin embargo el auto se sentía como en el aire, notaba que no respondía con la seguridad de siempre a mis suaves toques del volante. De pronto comenzó a irse de cola, hizo un medio trompo y se apoyó suavemente sobre un costado del camino mirando en sentido contrario al de nuestro destino, quise salir de ahí pero era imposible, una de las ruedas había quedado en el aire y la otra en medio de un lodazal.
Mientras observábamos el desastre y pensábamos como salir de ahí, una camioneta se acercó y paró, nos tendió una soga y nos sacó del problema.
Seguimos mucho más despacio si eso era posible y luego de más de una hora salimos a la ruta, mojados y embarrados pero contentos. Si no teníamos otro contratiempo mi amigo podría ir a festejar con su esposa.
Yo por mi parte a mirar el almanaque para concertar otra cita con la laguna.
Las fotografías son de mi propiedad
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Héctor Gugliermo
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