In a good time of my economic life, I traveled to Patagonia very often, I could have gone anywhere in the world but I preferred that specific destination.
Some may ask because, well it is like when you fall in love with another person, you cannot think of anything else, or at least in my personal experience, that judging by the events was something that turned out really well, we have more than 45 years together.
With that beautiful region of southern Argentina and Chile, exactly the same thing happened to me, when I discovered it I could no longer stop loving it and going whenever I had.
Back in the last years of the 20th century, I was going to walk and fish no less than 6 times a season and more I could not go after my work obligations that although they gave me good freedom, I had to take care of myself.
Thus, they told me about Correntoso, a very short river of no more than 300 meters from its source in Correntoso Lake to its outlet in Lake Nahuel Huapi. Due to certain conditions, the large trout of the Nahuel go up the strong current that this small river has in the thaw season and will spawn their headwaters, an ideal place for the mating of salmonids.
In this precise place, many fishermen gather every start of the season, in the first days of November to try to fish those beautiful and fat trout that return to the great lake after depositing in the spawning beds of their own construction, in the other great lake.
On the north bank of this short river, the inn that bears the same name as the river and the lake was built in the late 19th century. That inn has of course a long history that I have already spoken about on some occasion, it is now a large and luxurious hotel.
In the years of great splendor of the hotel and fishing, I'm talking about the 1960s, 70s and 80s, the establishment was frequented by fishermen from all over the world, most of them wealthy who paid good sums of money to stay in a few meters from the mythical river.
Among the services that included breakfast and lunch on the banks of the river and the cooking of the pieces obtained at night, other amenities were added, such as semi-submerged pools to keep the captured fish alive.
Many years later the hotel closed for a long time and all the facilities deteriorated, of the pools only a few bricks are left in sight and that is what I show in the photograph that accompanies this note.
A couple of friends who have been fishing that river for more than 30 years stand on those bricks and throw towards the opposite coast, they have obtained great specimens from that position and with a refined technique, very difficult to match for the others among whom I include.
Luckily for the fishermen, for the tourism of the region and to the delight of those who do tourism, a good connoisseur of the history of Patagonia and the tradition of the fishermen, bought the facilities and has remodeled it, giving it back its luster and lordship. from the early times, however, the pools have not been rebuilt, only those ruins remained as silent witnesses to a great era.
En una buena época de mi vida económica, viajaba muy seguido a la Patagonia, podría haber ido a cualquier parte del mundo pero prefería ese específico destino.
Algunos se puede preguntar porque, bien es como cuando uno se enamora de otra persona, no se puede pensar en otra cosa, bien al menos en mi experiencia personal, que a juzgar por los acontecimientos fue algo que salió realmente bien, llevamos más de 45 años juntos.
Con esa bella región del sur argentino y chileno me pasó exactamente lo mismo, cuando la descubrí ya no pude parar de amarla y de ir en cuanta oportunidad tuve.
Allá por los últimos años del siglo XX iba a pasear y pescar no menos de 6 veces por temporada y más no pude ir pos mis obligaciones laborales que si bien me daban una buena libertad, había que cuidar.
Fue así que me contaron del Correntoso, un cortísimo río de no más de 300 metros desde su nacimiento en el lago Correntoso hasta su desembocadura en el lago Nahuel Huapi. Por ciertas condiciones las grandes truchas del Nahuel remontan la fuerte correntada que este pequeño río tiene en época de deshielo y van a desovar a sus nacientes, un lugar ideal para el apareamiento de los salmónidos.
En ese preciso lugar se juntan muchos pescadores cada inicio de temporada, en los primeros días de noviembre para tratar de pescar esas bellas y gordas truchas que regresan al gran lago luego de depositar en las camas de desove por ellas mismas construidas, en el otro gran lago.
En la orilla norte de este corto río se construyó la hostería que lleva el mismo nombre del río y del lago, a fines del siglo XIX. Esa hostería tiene por supuesto una larga historia de la cual ya he hablado en alguna oportunidad, ahora es un grande y lujoso hotel.
En los años de gran esplendor del hotel y de la pesca, estoy hablando de las décadas de 1960, 70 y 80, el establecimiento era frecuentado por pescadores de todo el mundo, la mayoría de ellos adinerados que pagaban buenas sumas de dinero para alojarse a pocos metros del mítico río.
Entre los servicios que incluían desayuno y almuerzo a la vera del río y la cocina de las piezas obtenidas por la noche, se agregaban otras comodidades como por ejemplo unas piletas semi sumergidas para mantener los peces capturados con vida.
Muchos años después el hotel cerró por mucho tiempo y todas las instalaciones se deterioraron, de las piletas solo quedan algunos ladrillos a la vista y es lo que muestro en la fotografía que acompaña esta nota.
Un par de amigos que pescan ese río desde hace más de 30 años se paran sobre esos ladrillos y lanzan hacia la costa contraria, han obtenido grandes ejemplares desde esa posición y con una técnica refinada, muy difícil de igualar para los demás entre los que me incluyo.
Por suerte para los pescadores, para el turismo de la región y para regocijo de aquellos que hacen turismo, un buen conocedor de la historia de la Patagonia y del tradición de los pescadores, compró las instalaciones y lo ha remodelado devolviéndole el brillo y el señorío de los primeros tiempos, sin embargo las piletas no han vuelto a construirse, solo quedaron esas ruinas como mudos testigos de una gran época.
Las fotografías son de mi propiedad
The photos are my property
Héctor Gugliermo
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