Fuente
Entrelazados
por un supuesto azar,
por un hecho fortuito.
inevitable y necesaria,
y la anticipación y sus hijos:
la humedad y los temblores,
la duda y las vacilaciones.
del roce deliberado pero tímido,
atrevido pero como pidiendo permiso,
para luego explorar el territorio
con cautela, con cuidado,
cual campo minado
que puede truncar lo andado.
los escarceos,
el recorrerse lento
apenas con roces
un tanto imperfectos,
aún vestidos de miedo,
como quien toca un frágil cristal
y teme romperlo.
a las concavidades
amoldarse en silencio,
mansamente,
como si fuera un reencuentro.
sin miedo,
para ahora entrelazados
balancearse en el viento,
concretando una proeza
que luego el tiempo, y el destino,
sugerirán al resto del cuerpo.
Si llegaste hasta acá muchas gracias por leer este publicación y dedicarme un momento de tu tiempo. Hasta la próxima y recuerda que se vale dejar comentarios.