Micro ficción: El timo detrás del café

in Literatos2 years ago

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El timo detrás del café

Mauricio sale muy temprano de la casa en busca de un tonto a quien embaucar. Por muchos años, esa práctica le sirvió para sostenerse por algún tiempo, hasta verse obligado a huir a otro pueblo o país.

La mentira a flor de labio, le es natural. Es un mitómano que se cree a sí mismo con un ego enorme.

Astuto como ninguno y con un poder de convencimiento, no tiene miedo ni remordimiento cuando ve a una potencial presa vulnerable para hincarle el diente y desgarrar lo que pueda.

Eusebio es tenido como un hombre ingenuo que confía demasiado en el prójimo. Tiene fama de que muchos han abusado de él, pero eso parece no importarle.

Aquella mañana, ambos hombres coinciden en una cafetería. Mauricio al ver a Eusebio se dijo, «aquí está quien me resolverá el día.»

—Hola Eusebio, ¡que tiempo sin verte!

Extrañado Eusebio pensó, ¿Quién es este que me llama por mi nombre?

—¡No me mires así, mi amigo! ¡No puedo creerlo, no me recuerdas! —, hizo una pausa mirándolo con fingida sorpresa a los ojos, prosiguiendo con una calidez natural, remató con un brillo en los ojos. —Nos conocimos en las fiestas patronales.

—¡Que pena, pero!

—¡Mauricio! —, lo interrumpe con un tono enérgico recalcándole su nombre e intentando con un gesto que asintiera, siguió con el plan de timo. —¡Anda, acompáñame con un café, yo invito!

Ambos toman asientos en la mesa de la esquina y Mauricio ordena un par de café, pero en un giro exclama que lo invita a desayunar, pidiendo dos platos suculentos.

Eusebio acepta sin resistencia, aún está algo apenado por no recordarlo. Piensa en cómo la formidable memoria que le atribuyen está vulnerada. Más un palpito en lo profundo lo pone en alerta.

Comen animados, mientras Mauricio lleva la voz cantante con temas superficiales diseñados para llevar una conversación cercana pero dilatoria.

Terminado el desayuno, él pícaro pide la cuenta y hace el amago de no encontrar la cartera.

Eusebio lo mira y le dice —, tranquilo Mauricio, yo me encargo. Espérame aquí un momento, mientras hablo con el administrador.

Pasan los minutos, y Mauricio ve la espalda de Eusebio tapando al administrador de la cafetería, mientras sorbe el último trago de café.

Eusebio regresa a la mesa, pero no se sienta, y le dice.

—¡Ya te recordé! —, en un tono áspero agrega. —Tu eres el busca pleito y embaucador de quien todos hablan.

Mauricio cambia el gesto afable por uno intimidante, levantándose lentamente.

—¡No pierdas el tiempo, no me intimidas! Tienes suerte de que soy pacífico, pero lamento decirte que no pude convencer al administrador de llamar a quienes te esperan a fuera, y ellos, no son como yo.

Fin

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Una micro ficción original de @janaveda

Imagen de hartono subagio en Pixabay

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Muchas gracias por leerme, espero sea de su agrado.

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