Micro ficción: Los amigos de la barra

in Literatos3 years ago


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Los amigos de la barra

Sentado detrás de la barra pasaba los días sirviendo tragos en el bar de la esquina. Un empleo al cual llegó por un azar de la vida, como dicen por ahí, aprovechó la única oportunidad disponible durante la recesión. Hace nueve años, no sabía nada sobre whiskys, vinos y licores, aunado con el vergonzoso encuentro infantil con las sustancias espirituosas que le creó una aversión a las mismas por la resaca y vómitos causados por el exceso.

Recuerda, como si fuera ayer, el entumecimiento y la sensación del mundo dándole vueltas en aquella celebración de mayo que lo marcó para siempre. La mezcla de los translúcidos y acaramelados brebajes de las sinuosas botellas en el gran vaso, el beneplácito y la sonrisa de su tío aupándole a beberlo en un solo trago. Una especie de iniciación para ingresar a la adultez prematura que terminó en un fiasco total que nunca olvidaría.

Ahora los asiduos visitantes del bar lo consideran la gran eminencia a la hora de mezclar y servir los tragos, además de un conversador insaciable y prudente, quien detrás de la barra también da sabios consejos y escucha con atención los problemas.

El salario, aunque bastante paupérrimo, no competía con las generosas propinas que recibía, en especial los días viernes y sábados cuando el lugar se llenaba hasta no poder. Al otro lado de la barra, jóvenes ejecutivos y mujeres mayores solas desfilaban para que él les preparara el trago especial y personalizado que merecían luego de la intensa semana de ajetreos y tensiones.

Durante todo aquel tiempo nadie lo vio tomar un trago jamás. Conocía a la perfección el nombre, preparación y textura adecuada para cada trago, así como también había creado decenas de combinaciones con base en los estados de ánimos de los clientes, o como le gusta llamarlos, los amigos.

Cuando el cantinero por alguna razón de fuerza mayor se ausentaba del local por varios días, la afluencia de clientes disminuía notoriamente. El dueño del bar no podía entender cómo un cantinero abstemio era el ancla principal del negocio. En varias ocasiones buscó quien lo reemplazará, sentía envidia al darse cuenta que el humilde cantinero ganaba más dinero que él, quien era el dueño del bar, lo había tolerado durante todos estos años, pero sintió colmar su paciencia, o mejor dicho, su envidia.

Una tarde cualquiera, el dueño del bar cometió el error más grande de su vida. Despidió al cantinero estrella. El bar entró en declive al poco tiempo cuando al otro lado de la calle, el antiguo cantinero abrió una modesta y minimalista cafetería con una infinidad de tipos de café cuya variedad aumentó con base en los gustos de los clientes, o mejor dicho, de sus amigos de la barra.

Fin

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Una micro ficción original de @janaveda

Imagen de wasi1370 en Pixabay

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Muchas gracias por leerme, espero sea de su agrado.

Sort:  

¡Dicen que la vida es el resultado de lo que uno refleja...! Esta historia se hace eco de ello y de muy buena manera.

Hola @ylich,

Gracias por tan certera sentencia. Es gratificante saber siempre de tu apreciación sobre los relatos, ayuda a mantener el ritmo o corregir si hace falta. Me siento muy a gusto publicando aquí, en el espacio que eliminó el vacío que sobre esta temática existía en la comunidad hispanohablante en Hive.

¡Muchas gracias! Es un comentario muy alentador el tuyo. 😉

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