Fuente
A tus pies cae el rosado vestido que llevabas,
ante mis ojos lujuriosos queda tu cuerpo,
cubierto solo por tus prendas interiores,
insinuando tus más recónditas intimidades.
Tu cuerpo febril, sediento de pasión,
tus curvas suaves, ondulantes y serenas,
tus piernas desnudas como la visión
de Venus en la blancura de la piel.
Nuestros olores se unen y estrechan,
las manos efusivas colman de caricias
mutuas cada parte de la sensibilidad
que minuto a minuto enerva sentidos.
Entre el ronco sonido de voces susurrantes,
de respiraciones entrecortadas de pasión,
se develan uno a uno los secretos humanos
y los cuerpos desinhibidos se juntan.
El éxtasis supremo de esos momentos
detiene el rápido correr de las estaciones,
adelanta los momentos felices de los años
y llena de ternura y fe la existencia.
La esencia de tu vivir aprisiona al mío,
nuestros secretos mas ocultos se unen
y en el perfeccionamiento del acto
crece mas alto que los rascacielos el amor.
Fuente
Son momentos indescriptibles para cualquiera,
la noción del tiempo, las cosas, los objetos,
se desvanece por entre brumas espesas
que transportan la condición del ser a nada.
Es morir sintiendo el aliento de la vida,
sentir fantasías llegadas desde lejos,
descifrar jeroglíficos que no se comprenden,
elevar el espíritu a la pirámide más alta.
A esa que se encuentra en un punto estacionario
entre las verdades reales y desvergonzadas
y mentiras vanas, falaces y a veces piadosas
pero que encierran raíces de maldades.
Sentir tu cuerpo sudoroso y desnudo
que entre sus formas va envolviendo al mío
es enloquecer como el potro bravío
que se siente aprisionado y cautivo.
Tus pezones enhiestos y desafiantes
chocando con la carne dura de mi pecho,
tus muslos suaves, blandos y enervantes
encerrando y encerrado mi calor.
Nuestros labios ahogando un quejido,
unidos en un interminable millar de besos,
nuestros cuerpos íntimamente entrelazados
lenos de la gracia suprema de la gloria.
Es tan divino sentir el calor de tu cuerpo
que vale la pena perderse en esos caminos
y no encontrar nunca la vereda de vuelta
para morir viviendo mientras se encuentra.
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