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La historia del lugar podría ser rica en eventos y en personajes tan pintoresco como los de Macondo, además su fundador aún existe y él es uno de sus descendientes, también los vigías podrían ser un buen tema o más allá de la realidad podría mezclar elementos reales con la ficción.
No tiene ni veinticuatro horas en el lugar, desconoce todo, lo primero será compartir con los habitantes, escucharles sus historias y tomar los elementos al alcance para cocinar con todos los ingredientes una buena historia, repleta de subtramas o al estilo de Garcia Márquez, cuentos largos que coquetean los linderos de ambos tipos de narrativa.
Camina hacia la caseta del vigia y puede ver a lo lejos a los pescadores en plena faena, desde allí tienen el tamaño de insectos que devoran las entrañas marina.
Hay un aire extraño en su pecho, este es el lugar de sus raíces, allí fue concebido y la mayoría de personas tienen algún vínculo sanguíneo con él, porque por razones obvias las familias se mezclaron y terminaron enlazados en la segunda generación muchos que eran primos o que tenían algún parentesco con su pareja.
Es inevitable que al escribir sobre alguien del pueblo lo esté haciendo sobre su propia historia desconocida, que al desentrañar los misterios del lugar queden a flote las razones que propiciaron que su padre se fuera de allí y entre ellas el porqué la discriminación a su madre.
Tal vez no haya sido buena idea regresar, o por esos azares que el destino nos coloca es tiempo de desempolvar los íntimos secretos que rodean su existencia.
A pesar que ha llevado una forma de vida de cierta forma cosmopolita, desde muy joven se acostumbró a ser del tamaño de las circunstancias y su adolescencia y etapa de estudiante fue todo un remolino de locuras y experimentaciones.
Los campamentos a lugares inhóspitos de la montaña, donde se incluían escaladas peligrosas y adaptarse a comer cualquier cosa, fueron parte de ese transitar por la etapa más vigorizante en la aventura de existir.
Su entusiasmo por escribir lo llevó a ser minucioso y meticuloso para absorber de las circunstancias lo que pocos podían captar, porque todo evento, como los terrenos que conforman el planeta, tiene varias capas ocultas que solo el que explora es capaz de descubrir.
Su pasión por la filosofía lo enseñó que todo lo que se dice es solo la punta del iceberg de lo que se siente o de lo ocurrido y que la mente humana es por naturaleza mitómana, ya que proyecta en muchas ocasiones lo que se desea y no lo que en realidad pasó.
Ha tenido que dominar el ego que convive, como un organismo simbiótico, en el cerebro del ser humano y que como un guerrero prehistórico es indomable y perseverante.
Ha llegado a las cinco décadas con una carga repleta de haberes y deberes, donde los segundos se han rebelado y exigen ser saldados antes de perecer.
Tal vez esa sea la causa de su estadía en este territorio y no el pagar la promesa hecha a su padre, ni la excusa para escribir una novela.
Hay acciones impulsivas que esconden deseos subrepticios de los que no tenemos control y en ocasiones conocimiento, por pernoctar en el terreno inexplorado del subconsciente o en la memoria del Inconsciente.
Extracto del "Capitulo IV" de mi novela inédita "El escritor"
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