Cuento| Los hijos de Don Quijote y Dulcinea| La familia unida jamás será vencida

in Literatos3 years ago (edited)

Después de Don Quijote y Dulcinea haber viajado mucho por el mundo y vivir por los países Europeos, deciden venirse a vivir a Venezuela, ellos veían en las noticias todo lo que pasa en este país, emprenden un viaje para ayudar a Venezuela.

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Cuando Don Quijote y Dulcinea deciden venirse con sus hijos los morochos, llaman a Sancho Panza para que venga con ellos. Los hijos de Don Quijote y Dulcinea acababan de terminar el bachillerato ya se habían graduado. Don Quijote le dice a sus hijos Quijotico y Dulci: “Hijos, debemos ir a Venezuela para ayudarlos a salir de ese hueco donde están metidos”. Sus hijos le dicen: Si Padre, iremos donde haga falta con tal de seguir el legado de ustedes, pero, ¿Cómo lo haremos? En Venezuela la libertad de expresión ha sido cortada. Don Quijote les dijo: tranquilo, ya veremos cómo lo haremos.

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Llegando a Venezuela, se consiguieron la primera traba, en el aeropuerto se enamoraron de las maletas de Dulcinea, querían retenérselas, pero Don Quijote con toda su paciencia le dice al ente encargado, que su hermosa dama no tiene nada malo en las maletas, que podían revisar con gusto y se darían cuenta que son buenas personas, no traen nada malo de qué preocuparse. Habían ya revisado la maleta y por supuesto le gustaban las cosas que Dulcinea traía ahí, el ente le dice a Don Quijote: Bueno compa, hagamos algo, dame pa’ los frescos y nos olvidamos de este incidente, tendrás tus maletas sin ningún problema. Don Quijote dice: ¿Pa’ los frescos? ¿Qué quiere decir eso? Sancho Panza que tenía amigos venezolanos, entendió perfectamente lo que aquel hombre vivaracho intentaba hacer, se molestó, se arremangó las mangas, se movió los pantalones. Don Quijote conoce a su amigo, y le dice: “Tranquilo Sancho, ¿explícame que quiere decir esto “de pa’ los frescos” que el señor me dijo para yo acceder y podamos irnos? Sancho le dice al oído a Don Quijote: mi señor, lo está bajando de la mula. Pregunta Don Quijote, ¿Cuál mula? No veo ninguna mula. Quijotico y Dulci, se rieron, le dicen: Papá, quiere decir que le des un billete, de los verdes, como le dicen aquí. El hombre sonríe y dice: exactamente, por favor colóquenlo aquí en esta carpeta y siga caminando rectamente hacia la salida.

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Don Quijote se indignó, Dulcinea, le agarró de la mano, le dijo: dale algo y vámonos de aquí. Don Quijote le dijo: ¡Cuánto hubiese deseado tener mi espada! Para poder enfrentarle de caballero a caballero, si es que se le puede llamar caballero.

Salieron presurosamente del aeropuerto, tomaron un taxi, se dirigieron a su nueva casa, todos estaban ansiosos de conocer la casa que su padre había escogido para ellos.

Llegaron a su nuevo hogar, Dulcinea le encantó la casa, y dijo: “Mi amor, está hermosa”, gracias. Pero instantáneamente, ya estaban pasando los vecinos mirándolos como gallina que mira sal. No les hicieron caso y entraron a su nueva casa.

Don Quijote y Dulcinea averiguaron en internet sobre las universidades para inscribir a sus hijos. Sancho Panza tenía a muchos amigos aquí en Venezuela, fueron haciendo enlace con ellos para ser informados de todas las movidas en este país. Los amigos de Sancho Panza eran personas adultas, jóvenes, ancianas, de todas las edades, de diferentes rangos, de diferentes profesiones, de diferentes áreas o sistemas del país, ya tenía un territorio abarcado, pronto empezarían a reunirse todos ellos con Don Quijote y Sancho Panza para ir armando un batallón en Venezuela.

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Don Quijote y Sancho Panza vinieron con toda la intención de ayudar a Venezuela, pero no quisieron ser como unos alborotadores ni manifestante, vinieron a enseñar a vivir a Venezuela a darle las herramientas para ser un mejor país, a no darles solamente el pez sino enseñarlos a pescar.

Don Quijote emprendió un negocio familiar(yo y mi mente con los negocios familiares), entre semana lo trabajaba con Dulcinea y Sancho Panza, los fines de semana se unían Quijotico y Dulci en el trabajo.

Una noche Quijotico y Dulci compartían con sus padres y con Sancho, como les iba en la universidad. Quijotico comentaba que todavía no se adaptaban al léxico venezolano, a la jerga de los jóvenes de su edad. Dulci continúo comentando que los veían como bicho raro a ellos dos, por las notas que sacaban, por como hablaban, como se expresaban y actuaban. Quijote les dijo: “Hijos, sé que es difícil todo lo que están pasando, sé que los traje para acá y esta sociedad no está adaptada a ustedes y ustedes no están adaptados a ellos, solamente les pido que aguanten un tiempo más y veremos los resultados”. Sus morochos le contestaron: “Tranquilo padre, sí es difícil, a veces desfallecemos pero entre los dos nos animamos, levantamos los dos nuestra mirada, vemos nuestro horizonte, y seguimos, recordamos que tú nos has enseñado a luchar las mejores batallas, pero esta no quieres que la peleemos con armas de fuego ni espadas, sino con el ejemplo y buena formación.

Que orgullosa me siento de ustedes, intervino Dulcinea, abrazando a sus hijos. Sancho dijo: “Así se habla críos”. Los morochos rieron y dijeron: “Sancho, ya estás hablando como los venezolanos” y todos rieron.

Quijotico y Dulci se juntaban con los alumnos que eran rechazados, que se burlaban de ellos, que los llamaban “nerds”, ese equipo fue creciendo, se fueron extendiendo en todas las áreas de la universidad: deporte, música, trabajo social, pintura, teatro, entre otros. Hicieron que la universidad fuera reconocida por la capacidad variada de los estudiantes. Las malas acciones de los estudiantes que eran vagos o burlista fueron cambiando a buenas acciones, la universidad empezó a convertirse en una gran familia, y a ser ejemplo para las demás universidades e institutos académicos. Se formó un movimiento estudiantil, que empezaron hacer enlaces con todas las instituciones y universidades del país. Esto empezó a revolucionar a los jóvenes. La voz se corrió hasta colegios y familias, empezaron a formarse los grupos estudiantiles en los colegios también. Las redes sociales fueron su mejor aliado para batallar. Dulci y Quijotico, fueron formando su batallón para mejorar el país.

El tiempo pasaba y Don Quijote y Sancho lograron que la educación mejorara, el sistema empresarial cumpliera con todas las leyes brindándole a cada trabajador seguridad, respaldo, que se sienta valorado, útil e indispensable para hacer que Venezuela sea un mejor país. Dulcinea con otras mujeres más, fueron metiéndose en las familias, trabajando de lleno, fortaleciendo el amor, los valores en ella, brindando apoyo profesional a las familias, terapias familiares, formación de grupos de apoyo y tantas cosas más que lograron. Las relaciones entre padres e hijos mejoraron una barbaridad, empezaron a formar equipo, porque cada familia es un batallón luchador por este país.

Pasados los años, Don Quijote, Sancho, Dulcinea, Quijotico y Dulci, lograron su misión, hicieron que Venezuela fuera libre de la opresión, cambiaron todos los sistemas, se acabó la corrupción, la delincuencia, las estafas, las familias disfuncionales, y tantas cosas más, no lo lograron solo, sino con todos los venezolanos que quisieron marcar la diferencia, luchar no con guerra sino haciendo un cambio desde ellos mismos para poder lograr un cambio a su alrededor. Les enseñaron a los venezolanos que habría una Venezuela mejor no si el otro cambia, sino si cambia cada uno individualmente primero para poder lograr un cambio en la sociedad. Se acabó el odio, el egoísmo, el querer meterle la zancadilla al otro para que se caiga y destrozarlo. Le mostraron como trabajando en equipo y no cada uno defendiendo su propia parcela o su metro cuadrado podían salir de todas las desgracias, sobre todo de la pobreza.

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Los venezolanos aprendieron que la mayor pobreza está cuando tenemos un corazón vacío de buenos sentimientos y no lleno de amor. Don Quijote abrazó a su familia y a Sancho que es como su hermano, y les dijo: ya podemos irnos, sé que seguirán trabajando juntos, los venezolanos son muy buenos, trabajadores, solidarios, generosos, saben ser amigos de verdad, son alegres, de la tristeza sacan un chiste, son emprendedores, inteligentes, muchos están fuera del país dejando el buen nombre de su país en alto, solo que sus almas se habían ennegrecido por el odio, pero ellos saben que el que debe gobernar al país es el amor, ellos son libres, solo que han dejado que el odio los oprima y no los deje ver claramente. Ellos podrán seguir solos, luchando, les falta mucho todavía, pero ellos saben que si quieren un cambio deben cambiar ellos primero, no exigir a los demás cuando ellos pueden llegar a ser igual de malos que otros. Ya hicimos que los venezolanos saquen su lado bueno no el malo. Yo les enseñé lo que dijo San Agustín de Hipona: “Debes vaciarte de aquello con lo que estás lleno, para que puedas ser llenado de aquello de lo que estás vacío” y en eso es lo que trabajan día a día, en hacer vida en ellos esa frase.

¡Bueno, mi querida familia!, misión cumplida, batalla ganada, podemos irnos, sé que ellos nos llamarán cuando nos necesiten, pero sé que no nos necesitarán. Dios les guiará. Vamos a la batalla, de otro país que nos necesite y emprendieron su viaje hacia otro horizonte.

Todo lo escrito, es solo mis grandes deseos para mi querida patria Venezuela, desde una mente llena de mucha esperanza, ánimo de seguir avanzando y ganas de recuperar a nuestro país. Todas las imágenes son cortesía de imágenes gratuitas pixabay, con sus respectivas fuentes. Mi firma con aplicación Canva.

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Me gustó tu publicación ya que nos invita a reflexionar sobre diversos aspectos, me llamó la atención esta frase: “(…) no darles solamente el pez sino enseñarlos a pescar.” Coincido contigo, a las personas hay que darles las herramientas para que puedan desempeñarse en su trabajo, allí destacarán las habilidades de cado uno y se notara el esfuerzo. El dinero que se gana de forma honrada es el que más se disfruta. También cito de tu relato unas palabras muy sabias: “(…) pero esta no quieres que la peleemos con armas de fuego ni espadas, sino con el ejemplo y buena formación.” Definitivamente, el conocimiento es poder y nuestras acciones hablan por nosotros. Bien lo dice José Martí: "Hacer es la mejor manera de decir". Excelente expresión para los momentos apremiantes que vivimos. Cada uno desde su esencia puede aportar para una mejor convivencia, donde el corazón esté por encima de los intereses individuales, resaltando ese humanismo que tanto se ha olvidado. Estamos a tiempo de rescatar lo que verdaderamente somos, tomar conciencia y construir un mundo más llevadero y agradable. Saludos.

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Gracias @ecency por su apoyo.

Seguiremos avanzando querida amiga @lisfabian nuestros hijos y nietos veran la Venezuela que hemos soñado renacera.
Un abrazo hermanaita @lisfabian.