En el hermoso país del azafrán había un próspero y bello bosque, lleno de criaturas que vivían pacíficamente y en armonía. Allí todos los animalito se dedicaban a cuidar con amor y responsabilidad a sus crías. En un agujero cerca de árbol frondoso vivía una peluda y orejona familia de conejos.
Glamorosos y amorosos. La Mamy Bunny, una conejita trabajadora que fue bendecida por el cielo con tres conejitos hermosos. En su acogedor agujero vivían muy feliz con su tiernos conejitos, blancos y suavecitos. Para ella eran un gran tesoro.
Cada fin de semana, era un tiempo más especial para ella y sus conejitos, y lo aprovechan al máximo. Muy tempranito por la mañana, los domingos, saltaban a la cama sus conejitos. Despertaban a la mamy Bunny para que les cantara o leyera un cuento. Papy Bunny no entendía el alboroto, así que gruñendo y con mucho sueño, saltaba de la cama para dejar más espacio a los revoltosos conejitos.
Mamy Bunny, cuéntanos un cuento, sí. Pedía Pachonsito
No, mejor una canción. Decía Comelón
Mejor las dos cosas, pedía Conejin
Así que mamy Bunny, siempre presta a enseñar con diversión una lección, tomaba ese libro amarillo que enseñaba muchas cosas sobre el cielo, el hombre y de toda la creación. Aprendido los valores y grabado en sus corazones, las orejas paraditas esperaban las canciones.
¿Preparados? preguntaba Mamy Bunny
Siiiiiii, decía los tres bribones. Con saltos en la cama y las orejas alertas. Los ojos bien abiertos y llenos de emoción escuchaban bien atentos la melódica canción.
Mamy cantaba:
Un conejin,
bien picaron
De colita blanca
Como el algodón
Su mamá le dice:
Mira conejito
No vayas ligero
Con ese patín.
Por desobediente
De pronto se cayó
Y mira la colita
como le quedó
suciaaaaa
Así iba pasando el tiempo y los peludos conejitos fueron creciendo. Se desarrollaron hermosos, fuertes e inteligentes. Cada uno de ellos tenía habilidades únicas y diferentes. A la Mamy Bunny se le esponjaba el corazón cuando veía a sus valiosos hijos. Ellos en serio, eran un gran tesoro.
Los tiempos cambiaron también los temas que les explicaba. La madre, muy perspicazmente, con buenos consejos les lleno la mente. Crecieron como conejos de bien, educados y buenas gentes.
Pachonsito desarrolló amor por la música, y de cualquier árbol hueco sacaba un guaguancó. Del piano, la guitarra y la flauta de ellas componía bellas melodías.
Comelón, le gustaba la comida, así que se hizo Chef y hasta fue a la televisión y ganó una competición.
Conejin, gran investigador, desarrolló habilidades como gran soldador (personaje de una película infantil llamada Robot. )Dando una segunda oportunidad a todo artefacto, y manos a la obra, los arreglaba en el acto.
Cada uno agarro su rumbo, a sus casas con sus familias. Honrando al ser que con dedicación y amor les moldeo el corazón. Ya la Mamy no está, se bajó en una estación. Ahora a ellos les toca dirigir una nueva camada, así que cada mañana entre besos y risas cantan la canción del conejin, que por desobediente la colita ¿Cómo le quedó?
Este cuento fue realizado para la participación del concurso de #Literatos en Homenaje al poeta, ensayista, periodista y humorista venezolano Aquiles Nazoa.
Las ilustraciones también fueron creadas para este cuento. Se realizaron con la herramienta de Paint de Microsoft
02/05/2021
1:13 am
Me encantó, que te hayas tomado el tiempo de hacer todos esos dibujos en paint es magnífico, te quedó súper lindo🥺
Gracias, tuve bastante ayuda para realizar estos dibujos, pero descubrí la magia de dibujar con pixeles.
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