Fuente
Tuve un padrastro árabe. Aunque en sus documentos aparecía como Rimón todos lo llamábamos Ramón. Él tenía una habitación grande en el patio de la casa habilitada como palomar. Tenía muchísimas palomas de esas que llaman "palomas mensajeras". En las paredes de esa habitación grande que mas bien era como un galpón, había colocado una gran cantidad de cajoncitos de madera uno al lado del otro, a modo de "apartamentitos" que daban alojo cada uno a una familia de palomas (Que nunca se confundían de apartamentito a la hora de regresar al nido)
Mi padrastro vendía palomas (A muy alto precio) y, de vez en cuando, separaba unas veinte que destinaba a hacer una deliciosa sopa que repartía entre mis hermanitos (Sus dos hijos) y yo. Claro que cada muslo era menos que la mitad de un alita de pollo pero...el sabor...era...la tapa del frasco. A pesar que siempre lloraba cuando mamá trataba de darme sopa, cuando mi padrastro hacía esas sopas de paloma...no tenían qué forzarme a comer, era demasiado bueno.
Las palomas no me atraían mucho, más bien me mantenía algo lejos de su palomar para evitar que mi padrastro inventara involucrarme en sus tareas de limpieza de la gran profusión de caca que había allí.
A veces mi padrastro conseguía un costal de conchitas de arroz que diseminaba por el suelo... cuando crecí vi hacer lo mismo en otro contexto pero no con cascaritas de arroz sino con aserrín.
Cuando salían los pequeños pichones de los huevitos, de inmediato él colocaba un anillo en una de sus patitas. Para identificar a cada una...no se si con un nombre, un código o qué porque en esa época yo no sabía leer.
Lo que mças recuerdo de esa época era cuando mi padrastro tomaba una larga vara que él mismo había fabricado y que tenía en una de sus puntas una larga tira de tela, una cinta, pues. Se parabaentonces en la puerta del galpó, miraba alrededor a todas sus palomas diseminadas por todas partes de la casa, del suelo, del cielo... de pronto comenzaba a silbar de una forma especial...alzaba la mano y empezaba a hacer girar la vara creando en el aire una amplia cirunferencia con latira que giraba y giraba. De pronto comenzaban a concentrarse allí todas las palomas, volando en un amplísimo círculo, siguiendo la trayectoria que les señalaba la punta de la cinta... Yo me iba corriendo a la cercana colina para disfrutar el espectáculo desde allí.
Un círculo amplísimo formado por aves de tantos olores, volando con una sincronización perfecta- De pronto los círculos del brazo, la vara y la cinta se iban haciendo progresivamente más pequeños y el círculo de las aves en el cielo se hacía también más chico cada vez, de pronto el brazo se detenía y mi padrastro daba un fuerte pitido que ellas interpretaban de inmediato. Raudas se dirigían, ahora en linea recta, hacia el amplio palomar y cada una ocupaba su cubículo hasta el dia siguiente mientras Ramón cerraba la pesada puerta.
Mi padrastro Ramón es siempre para mí el recuerdo de alguien mágico, porque sabía hablar con las palomas.
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