El olvido del lugar ancestral
Vine a despedirme, madre, dijo la joven indígena mientras se sentaba a su lado. Sabes que quiero que me acompañes, que vivas conmigo, continuó mientras le tomaba las manos. No quiero dejarte sola en este pueblo desolado. Aquí ya no queda nadie que pueda interesarte, por eso no entiendo tu negativa a abandonarlo.
La anciana miraba a la joven con detenimiento y había cierto aire de tristeza en sus ojos. Silenciosamente dejó de lado el tarro con los granos y ahora fue ella la que tomó las manos de su hija como cuando era una niña. La chica las acarició y las apretó bien fuerte, recordando lo valiente que se sentía simplemente cuando su madre así la sostenía.
Aquí está tu papá muerto, también están enterrados los míos. Y aunque poquitos, también allí están enterrados los amigos, dijo la anciana bajito. Así que no digas que no hay nadie que se quede conmigo. En cambio ellos, si me voy contigo, ni una florecita tendrán cualquier domingo. Porque es fácil amar al que está vivo, pero al muerto, cuando uno muere, a veces ni lo recuerdan sus hijos.
Muchísimas gracias por vuestro apoyo. Feliz y honrada. Saludos
Excelente tratamiento del amor materno y amor de los hijos por sus padres, en el contexto tribal de una familia indígena que de igual modo se puede extrapolar al ámbito de la ciudad. Bien narrado, se trata de un texto en prosa poética donde el diálogo de los dos personajes está integrado en la misma narración. Es una prosa con rima, se siente la musicalidad, como si estuviéramos escuchando a las dos mujeres hablando en voz baja pero con una sonoridad que cautiva. Felicitaciones @nancybriti
Me conmueve y me gusta tu análisis, @pelulacro. Gracias. Es muy certero y completo. Siento que es el tipo de comentario que debemos aprovechar, enaltecer y seguir. Otra vez: gracias.
Bello relato, conmovedor. La memoria de (en) los que se han ido es quizás uno de los componentes centrales del arraigo. En verdad, como dice el personaje de la anciana, es como si su presencia te acompañara, aunque solo sea en el recuerdo que vuelve. Gracias por tu emotivo texto. Abrazos, @nancybriti.
Creo, siento, que la tierra está quedando desnuda, sin árboles, montañas, hijos. Hemos sido arrojados a espacios sin alma, lo que nos lleva a estar bien o mal en cualquier parte. No tenemos sentido de pertenencia. De allí tal vez, la falta de convicciones, valores, raíces: en fin, somo presa fácil . Abrazos, @josemalavem
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Enternecedora lectura... llega al corazon
Gracias por tu comentario!!
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