Mensajes de amor enviados por el mar
Dicen que antes de irse, él le prometió que volvería; que con cada ola que llegara a la orilla, él le estaría enviando un te amo. Así fue como ella se quedó esperándolo, entre las piedras alisadas y las conchas quebradas por el mar, caminando sobre las huellas dejadas en la arena dorada, plena y viviente. Día tras día fueron iguales y duplicados en espera.
Dicen que en el borde de la noche ella iba al bar y tomaba lo mismo de siempre. Allí bebía en silencio escuchando los rujidos del mar que le hablaban de lejanía y sueños rotos. Dicen que un día se cansó de esperar y fue al mar con el corazón herido para despedirse, pero allí encontró una botella con un te amo adentro. Suficiente fue para ella aquella prueba de amor eterno y a la espera ancló su vida, sus ojos, su cuerpo.
Dicen que aunque una mañana cerró los ojos y se fue de este mundo, los pescadores la miran caminar por la playa algunas noches de luna clara. Otros la han visto en el bar, sentada mirando la nada. Su corazón deambula por tierras figuradas, dicen, y que ella, entre las algas verdes, es la prueba de una promesa de amor que no muere.
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Un relato de un gran lirismo, que casi lo convierte en poema, con imágenes tan sensibles (el mar, el bar) que tocan el alma de toda persona también expuesta a la ausencia y la espera. Gracias y abrazos, @nancybriti.