Una primavera tardía
Retando las malas lenguas que hay en todas partes, doña Rosita usaba vestidos que parecían volar mientras ella caminaba y dejaba claro que algunas mujeres son una obra de arte. Los ojos de Valdomero, sedientos, no dejaban de mirarle y se iban detrás de ella como si ella fuera caramelo y él un glotón infante. La mujer madura consciente de la atracción que creaba en el pasante, como cualquier rosa fresca rejuvenecía y mostraba sus colores más brillantes.
Cierta tarde, aquejada por un resfriado, doña Rosita mandó a llamar a Valdomero que hacía guardia en el dispensario. Con paso inquietante, salió el muchacho a encontrarse con la viuda que lo estaba esperando. Dicen las malas lenguas que cuando llegó Valdomero, ella estaba en su cuarto y él entró hasta allá, como si lo estuvieran llamando y doña Rosita en su cama, según dicen, le abrió los brazos sin ningún recato.
Lo que sí es cierto y esto yo lo vi, no me lo contaron, es que después de aquella vez Valdomero, poco a poco, a casa de doña Rosita se fue mudando. No hay que negar que después de aquel acontecimiento a Valdomero se le vio más entusiasmado y doña Rosita, cada día, parecía estar más florecida como si la estuvieran regando.
Como remedio de eterna juventud, ni fuentes exóticas, ni leyendas, ni gaitas populares: hay que hacer como Valdomero y poner una doña Rosita en la vida. No sé por qué, pero me recuerda unas representaciones muy antiguas, localizadas en iglesias y monasterios medievales, que posiblemente dieran origen a uno de los Arcanos Mayores de las cartas del Tarot, asociado, además, con Sagitario, la Templanza, donde una mujer mantiene dos jarras en su mano, cuyos fluidos se mezclan pero no se derraman. Quiero decir con esto, que la juventud de Valdomero y la madurez de Rosita contienen, en sí mismas, toda la fuerza del Universo. Abrazos
Excelente imagen, comentario e interpretación, @juancar347! Tal vez de eso se trate el mundo: la confluencia de varias cosas que más que superponerse, se equilibran, asocian, encajan. Lo que a uno le falta, al otro le sobra y viceversa. Entonces no habría que temerle a las estaciones porque con cada una de ellas se gana algo. Abracitos muchos para ti.
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Yupi!!! Feliz y agradecida por vuestro apoyo, amigos
Muy poético tu relato
que se vale del amor
para servirle la flor
a los dos, en mismo plato.
Gracias por ese comentario también con rima, @jesuspsoto. Saludos