El ahogado y la terca | Concurso de micro-cuentos policiales "Los crimenes de la calle Morgue" En honor a Edgar Allan Poe

in Literatos3 years ago (edited)

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—¡No creo que haya muerto ahogado!— exclamó Bilna, sorprendiendo a todos los presentes.

Se encontraban en la playa, una de las tantas que había en el estado, en un lugar inadecuado para bañistas. Múltiples piedras hacían imposible el disfrute de las aguas salinas. Ni siquiera la vista era bonita, montones de basura estaban esparcidas por las piedras. Los habitantes de la zona dejaban mucho que desear.

Entre los presentes se encontraban siete personas del grupo de rescate, entre ellos Bilna, contando a tres funcionarios de la policía.
—Miren el cuello está roto— indicó Bilna sin emoción, parecía una estatua de porcelana.

Sin embargo, las palabras no calaron ni siquiera en los policías.
Según el punto de ella el ángulo del cuello era anormal, una posible fractura y la causa de la muerte. Además, aun se veía pálido el cuerpo, por lo que, su muerte tenia cuestión de horas. A ellos no le permitían acercarse a la escena, pero Bilna estaba segura de su deducción.

—Pero pudo ser al chocar con una roca— puntualizó uno de los agentes. El tono de voz era petulante y arisco como si le fastidiará lo que había dicho Bilna.

—No lo creo, tuviera todo su rostro con escoriaciones leves. Su cuello fue roto por alguien y arrojado al mar— en su timbre de voz no residía ninguna emoción, ni siquiera temblaba de miedo al desafiar el veredicto del agente.

—¡No seas tonta Bilna estás fantaseando ya!— su amiga y compañera Ana iba haciéndole muecas que se callará. —No le haga caso oficial, ya nos marchamos.

Los policías dejaron pasar el momento. Sin embargo, Bilna sentía mucha curiosidad e intentó acercarse al cadáver. Había sacado muchos cuerpos con los signos de ahogamiento y ese no era uno de ellos. Usualmente una persona ahogada duraba días en el agua sumergida, cuando salía a flote salía con una coloración azulada e hinchado.

Por pura lógica estaba segura de que la zona donde le arrojaron no estaba muy lejos. La corriente lo diría. Se fue alejando de sus compañeros y conociendo de corrientes marítimas, anduvo unos 15 minutos hasta que dio con el sitio.

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Concurso de Literatos

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