Vi correr a dos niños desnudos hacia el parque. Oí un grito de auxilio, así que entré de prisa. Fue algo repentino, porque estaba bien iluminado el parque, veía a los niños correr y buscando donde esconderse. Y de la nada desaparecieron y quedé entre un grupo de árboles que hacía muy oscuro el lugar. Solo había un pequeño espacio donde podía ver la luna: muy grande, plateada y llena. Intenté salir de allí y los árboles no me dejaban. Saqué mi celular para usar la linterna. Veía muy poco. Comencé a escuchar una risa, y era como si estuviese allí conmigo. Una voz dijo: “¡Pobre chico!”. Y alguien comenzó a sollozar, casi sentí las lágrimas sobre mi espalda. No había nadie, solo yo. Seguía la risa. Yo me desesperé en gritos, perdí la esperanza. Entonces, derrotado, los árboles me asesinaron.
He escuchado que algunas personas dan vueltas y vueltas y no pueden salir de ciertos lugares encantados. Gracias por compartir tu microrrelato en el concurso.
Saludos
Ritch
Muchas gracias por tu lectura. Fue un placer el participas.
Saludos.
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