Pixabay by Jcoope12—Ragner, no logro ver nada por los monitores, hay mucha interferencia. ¿Está todo bien allá afuera? —Una breve pausa se apodera del ambiente— ¡Ragner!, ¿me escuchas?
—Fuerte y claro comandante. Cuanta basura de mierda flotando hay aquí afuera. Demasiada para mi gusto.
—Los sensores están indicando gran cantidad de rocas acercándose. Ten cuidado.
—Al fin te encontré, estúpida fuga —dijo para sí mismo Ragner—. No hay porque preocuparse comandante, no es tan grave como creíamos.
—Teniente Will, ¿se pudo enviar el mensaje hacia la nave Ópsilon?
—Si comandante, avisaron que están a cuatro parsec de nosotros. Deberían estar aquí en 96 horas tierra.
—Perfecto, suficiente tiempo para que el Grupo Rover, del Sargento Cold, establezca su base dentro del planeta. Avísale al Sargento que la carga fue enviada a las coordenadas establecidas.
—Entendido comandante.
—¡Listo!, la imagen de los monitores se ha reestablecido —dijo eufóricamente el teniente Robert.
—Pero, ¡¿Qué rayos es eso?! —Pronunció Will con gran asombro, al ver una imagen extraña en las pantallas.
Un silencio sepulcral envuelve a todos los de la tripulación, mientras observaban los monitores.
—Sea lo que sea, esa cosa no pertenece a la Federación, Will.
—¡Santo Dios! ¿Cómo apareció, sin que los radares lo hayan detectado? —Exclamó Robert.
—¡Ragner! es hora de regresar. Aborta la misión cuanto antes. —Dijo el comandante en un tono en el que no quería demostrar su miedo.
—Ya casi está listo comandante. Deme unos minutos y salgo de esta porquería.
—¡No, Ragner!, regresa ahora mismo, es una maldita orden.
—¡Comandante, creo que esa cosa nos está apuntando! —Gritó Robert desde dentro de la nave— ¡Va a disparar! ¡Están por todos lados!
—¡Ragner regresa! ¡Ragner! ¡Ragner!
—¡Comandante, aquí afuera hay!...
Inmensa columna de plasma engulle a la nave instantáneamente, volviéndola escoria en un abrir y cerrar de ojos.
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El grupo del Sargento Cold, se estaba estableciendo dentro de las inmediaciones del cráter Blackstone en el momento en que la nave Acturus se hacía pedazos. Sus restos se esparcían por el espacio, mientras grandes bolas de fuego provenientes de lo que quedaba de la nave caían en el planeta. Cold no podía creer lo que sus ojos estaban observando. La inmensa Acturus, en la que habían viajado por años en el espacio, y la que los llevaría de regreso a casa, estaba desintegrándose en la atmosfera. Los demás integrantes del Grupo Rover, también observaban el espectáculo terrorífico en el cielo y entraron en desesperación.
—Es el fin, Sargento. Aquí ya no hay nada que hacer, más que esperar la muerte. —Dijo uno de los soldados que estaba al lado de Cold, mientras su vista se posaba en el cielo, junto a la de su líder.
—Era como su hija —Exclamó Cold—. Era el comandante desde que tengo uso de razón. El comandante amaba a esa nave; tanto como a cada uno de los que estuvimos allí adentro.
—Pero ya no hay nave Sargento.
Cold introdujo su mano en el bolsillo, sacó un cigarrillo y lo encendió.
—No moriré en este miserable planeta. —Dijo Cold, mientras se retiraba a las barracas.
Habían pasado horas, desde aquella corta conversación con el soldado. Las rocas de aquel extraño planeta, empezaban a tornarse de un color gris oscuro, lo cual indicaba que la noche se aproximaba. Era el momento propicio, para encender los reflectores del campamento y resguardarse dentro del mismo.
Aunque la información de las sondas rastreadoras, indicaban que no existía ningún peligro en los alrededores, más que pequeños insectos fluorescentes que se arrastraban entre las rocas, los 15 integrantes del Grupo Rover no dejaban de preocuparse.
—¿Que vamos hacer? —preguntó uno de ellos.
—Esperar a que estos diminutos bichos, se transformen en seres enormes y nos coman vivos —respondió el soldado de tez pálida, que se encontraba puliendo su enorme arma lanzallamas—. Al menos no me comerán sin antes haber rostizados a unos cuantos.
—¿Que creen que haya sido eso que destruyó a la nave?
—No lo sé, tengo entendido que en este planeta no hay más que gases sulfurosos y un frío aterrador.
—Y seres inteligentes —exclamó Cold, mientras se acercaba al grupo de soldados que se encontraban reunidos en medio del campamento—. He escuchado la grabación de la nave Acturus al momento del desastre.
—¿Seres inteligentes? —Preguntó el del lanzallamas—, ahora si estamos muertos. Fue un placer haberlos conocido amigos.
—Deja el drama Cabo —comentó el Sargento—, si ya te quieres morir, entonces serás uno de lo que irá junto a mí a la coordenada de acopio, el día de mañana.
—¿Coordenada de acopio?
—El comandante Mengs, envío los equipos fijos de comunicación y las armas de defensa, antes de que la nave fuera destruida —exclamó el Sargento—. Debemos recuperarlo cuanto antes, si queremos salir vivos de aquí. Si todo sale de acuerdo a lo planeado, nos comunicaremos con la nave nodriza Ópsilon y en cuatro días estaremos lejos de este lugar.
—¿Cómo llegaremos a la coordenada de acopio? —dijo el Cabo Williams.
—Con el Rover 1 —exclamó el Sargento.
—¡Ya era hora de estrenar a esa bestia de cuatro ruedas!
—Pratt, Richardson, Williams y Sam; irán conmigo a la coordenada de acopio al amanecer. El resto se quedará aquí al pendiente de las sondas y de los equipos menores de comunicación.
Pixabay by ID 8385Bien temprano en la mañana, el Sargento Cold, junto con los cuatro Cabos, emprendieron el recorrido a bordo del Rover 1. Era un enorme vehículo todo terreno, equipado con aparatos de transmisión de señal, cámaras infrarrojas, artillerías y un sinfín de sensores. Se desplazaban por el terreno desierto a una gran velocidad, pese a su enorme tamaño. Según sus cálculos deberían haber estado en el sitio en tres horas, pero habían pasado cuatro horas recorriendo el camino y aun no divisaban el envío.
—Sam, en donde estamos, —preguntó Cold.
—Estamos en la coordenada acordada Sargento, la estructura debió haber caído por aquí.
—Richardson, envía la sonda a los alrededores, necesitamos una vista aérea.
—Entendido jefe, ¡iiijaaa! ¡Allá va la sonda!
—Ya me quiero largar de este desértico planeta.
—Yo también Pratt, pero primero tenemos que recoger el paquete, ¿no crees? —Contestó Cold.
—No me gusta para nada estar aquí adentro del Rover 1, sin movernos a ningún lado. Me siento vulnerable. —Dijo Williams en un tono que denotaba algo de pánico.
—Tengo algo, Sargento, —repuso Richardson mientras observaba la cámara de la sonda.
—Sí, allí está, es el paquete —exclamó Cold—, mientras dirigía el vehículo al lugar exacto.
La estructura a recoger, era un enorme vehículo en forma rectangular de color blanco azulado, parecido a un contenedor, compuesto de una serie de ruedas ligeras, pero firmes, ideales para recorrer las dunas sin problemas. Estaba por encima de la lona inflable, que en un principio lo recubrió al momento de ingresar en la atmósfera, y que le sirvió para amortiguar su caída. Se encontraba en el interior de un cráter relativamente pequeño, en comparación a los que había por todo el lugar, pero lo suficientemente grande como para no poder bajar con el Rover 1.
Prat se dispuso a descender por el cráter, enganchado a una cuerda que lo sostenía. La misión era sencilla, bajar al cráter, sujetar el vehículo al Rover 1 y salir de allí. El viento empezó a arreciar con tanta fuerza, mientras Prat bajaba; acción que le dificultaba la soltura de sus movimientos. Cuando por fin llegó abajo a donde estaba el vehículo, una gigantesca columna de arena se aproximaba muy rápidamente por el horizonte. La visibilidad se hacía cada vez más nula, tanto para los que estaban afuera como para Prat. Debían salir de allí lo más rápido posible si no querían ser sepultados en el lugar.
Pixabay by ELG21En un intento de enganchar el vehículo a la cuerda del Rover 1, Pratt perdió el equilibrio y cayó por debajo del contenedor, quedando su mano atascada entre la cuerda. Intentaba como podía zafarse pero no lo conseguía. La fuerza del viento se hacía más intensa. Pratt no le quedó otra opción que dar la señal con el sensor que llevaba pegado a su cuerpo. El Sargento Cold al recibir el mensaje, accionó el pedal del acelerador del Rover 1, imprimiéndole la máxima potencia, arrancándole el brazo de Pratt con la misma facilidad con que se le arrancan las patas a un saltamonte.
El Rover 1, junto con el sargento y los demás compañeros salieron de allí, remolcando el vehículo y dirigiéndose hacia el campamento a toda velocidad, antes de que fueran alcanzados por la enorme ola de arena. Pratt no corrió con tanta suerte y fue sepultado dentro del cráter.
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Continuará...
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—Ragner, I can't see anything on the monitors, there's too much interference. Is everything all right out there? —A brief pause takes over the atmosphere— Ragner, can you hear me?
—Loud and clear commander. A lot of crap floating around out here. Too much for my taste.
—Sensors are indicating a lot of rocks approaching. Be careful.
—I finally found you, you stupid leak," Ragner said to himself. There's nothing to worry about, Commander, it's not as bad as we thought.
—Lieutenant Will, was it possible to send the message to the Ópsilon ship?
—Yes, Commander, they have advised that they are four parsecs away from us. They should be here in 96 hours.
—Perfect, enough time for Sergeant Cold's Rover Group to establish their base inside the planet. Advise the sergeant that the cargo has been sent to the coordinates set.
—Understood, Commander.
—Ready, the image on the monitors has been re-established," said Lieutenant Robert euphorically.
—What the hell is that?! —said Will with great astonishment, when he saw a strange image on the screens.
A stony silence enveloped everyone in the crew as they watched the monitors.
—Whatever it is, that thing doesn't belong to the Federation, Will.
—Good Lord, how did it show up, without the radars picking it up? —Robert exclaimed.
—Ragner! It's time to turn back. Abort the mission as soon as possible. —Said the commander in a tone in which he didn't want to show his fear.
—You're almost ready, commander. Give me a few minutes and I'll get out of this crap.
—No Ragner, come back right now, that's a damn order.
—Commander, I think that thing is targeting us! —He's going to shoot! They're all over the place!
—Ragner come back! Ragner! Ragner!
—Commander, there's out here!...
Huge plasma column engulfs the ship instantly, turning it into slag in the blink of an eye.
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Sergeant Cold's group was setting up inside the vicinity of Blackstone Crater at the moment when the Acturus ship was being torn to pieces. Its wreckage was scattering through space, while large fireballs from what was left of the ship were falling on the planet. Cold could not believe his eyes. The immense Acturus, in which they had traveled for years in space, and which would take them back home, was disintegrating in the atmosphere. The other members of the Rover Group were also watching the terrifying spectacle in the sky and went into despair.
—It's the end, Sergeant. There is nothing to do here but wait for death. —Said one of the soldiers standing next to Cold, as his eyes rested on the sky, next to that of his leader.
—She was like his daughter," exclaimed Cold. He was the commander for as long as I can remember. The commander loved that ship; as much as he loved every one of us who were in there.
—But there is no ship anymore, Sergeant.
Cold reached into his pocket, pulled out a cigarette and lit it.
—I will not die on this miserable planet. —Cold said, as he retreated to the barracks.
Hours had passed since that short conversation with the soldier. The rocks of that strange planet were beginning to turn a dark gray color, which indicated that night was approaching. It was the right time to turn on the camp's searchlights and take shelter inside the camp.
Although the information from the tracking probes indicated that there was no danger in the surroundings, other than small fluorescent insects crawling among the rocks, the 15 members of the Rover Group did not stop worrying.
—What are we going to do? —asked one of them.
—Wait for these tiny bugs to transform into huge beings and eat us alive," answered the pale-skinned soldier, who was polishing his huge flamethrower weapon. At least they won't eat me before they roast a few of us.
—What do you think it was that destroyed the ship?
—I don't know, I understand that on this planet there is nothing but sulfurous gases and a terrifying cold.
—And intelligent beings," Cold exclaimed, as he approached the group of soldiers gathered in the middle of the camp. I listened to the recording of the Acturus ship at the time of the disaster.
—Intelligent beings? —asked the one with the flamethrower, "now we are dead. It was a pleasure to have met you friends.
—Stop the drama, Corporal," commented the Sergeant, "if you want to die already, then you will be one of those who will go with me to the stockpile coordinate tomorrow.
—The stockpile coordinate?
—Commander Mengs sent the fixed communication equipment and defense weapons before the ship was destroyed," exclaimed the sergeant. We must get it back as soon as possible if we want to get out of here alive. If everything goes according to plan, we will communicate with the mother ship Ópsilon and in four days we will be far from this place.
—How are we going to get to the gathering coordinate? —said Corporal Williams.
—With Rover 1," exclaimed the Sergeant.
It's about time to break in that four-wheeled beast!
—Pratt, Richardson, Williams, and Sam; you'll go with me to the stockpile coordinate at dawn. The rest of you will stay here and keep an eye on the probes and minor communications equipment.
Pixabay by ID 8385Early in the morning, Sergeant Cold, together with the four Corporals, set out on the journey aboard Rover 1. It was a huge all-terrain vehicle, equipped with signal transmission devices, infrared cameras, artillery and a myriad of sensors. They moved through the desert terrain at great speed, despite their enormous size. According to their calculations, they should have been at the site in three hours, but they had spent four hours on the road and still had not spotted the shipment.
—Sam, where are we," Cold asked.
—We are at the agreed co-ordinate Sergeant, the structure must have fallen this way.
—Richardson, send the probe around, we need an aerial view.
—Understood boss , yeeeeeeeee! There goes the probe!
—I want to get the hell off this desert planet.
—Me too Pratt, but first we have to pick up the package, don't you think? —Cold replied.
—I don't like being here inside Rover 1, not moving anywhere. I feel vulnerable. —Williams said in a somewhat panicked tone.
—I've got something, Sergeant," Richardson replied as he looked at the probe's camera.
—Yes, there it is, it's the package," exclaimed Cold, as he steered the vehicle to the exact spot.
The structure to be picked up was a huge bluish-white, rectangular-shaped, container-like vehicle made up of a series of light but sturdy wheels, ideal for traversing the dunes without problems. It was above the inflatable tarpaulin, which initially covered it when it entered the atmosphere, and which served to cushion its fall. He was inside a relatively small crater, compared to the ones all over the place, but big enough not to be able to descend with Rover 1.
Prat set out to descend into the crater, hooked to a rope that held him. The mission was simple, get down into the crater, attach the vehicle to Rover 1 and get out. The wind began to pick up with such force as Prat descended; an action that made it difficult for him to move freely. When he finally made it down to where the vehicle was, a gigantic column of sand was approaching very quickly over the horizon. Visibility was becoming more and more null, both for those outside and for Prat. They had to get out of there as quickly as possible if they did not want to be buried on the spot.
Pixabay by ELG21In an attempt to hook the vehicle to the Rover 1 rope, Pratt lost his balance and fell under the container, getting his hand caught in the rope. He tried as best he could to free himself but was unable to do so. The force of the wind became more intense. Pratt had no choice but to signal with the sensor attached to his body. Sergeant Cold, upon receiving the message, activated the accelerator pedal of Rover 1, giving it full power, tearing off Pratt's arm as easily as a grasshopper's legs are torn off.
Rover 1, along with the sergeant and the rest of his companions got out of there, towing the vehicle and heading towards the camp at full speed, before they were hit by the huge sand wave. Pratt was not so lucky and was buried inside the crater.
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To be continued...
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