AMATISTA | TERCEAVA PARTE: LAS ARISTIAS

in Literatos3 years ago


photo_2021-03-04_00-09-23.jpg


«Todo está en la infancia, hasta aquella fascinación que será porvenir y que sólo entonces se siente como una conmoción maravillosa.».


— Cesare Pavese

photo_20200731_202247.jpg

TERCEAVA PARTE


LAS ARISTIAS

Sujeté a mi hija fuertemente con mis brazos, sentía que le faltaba la respiración pero era más bien por la emoción. Sus ojos se volvieron de color amatista, su piel pálida y reluciente, y al sentir sus manos que se endurecían, manifesté una gran conmoción. Ella me miró a los ojos fijamente y no pudo preguntarme lo que ocurría.

— ¿Dónde estoy? ¿Quién eres? —Me preguntaba con gran confusión.

—Mi dulce niña, soy yo, ¡tu padre! Oh que gran alivio que de nuevo estés junto a mí.

— ¿Mi padre? ¿No sé quién eres? ¿Qué estoy haciendo aquí? —Helena se acercó a nosotros intentando solventar la situación.

—Hola pequeña, —dijo Helena con voz suave—, tranquila, estás en un lugar seguro, no te preocupes, las cosas comenzarán a aclararse poco a poco. Quédate con tu padre él te explicará la situación.

Amanda aún seguía confundida y desconfiada, puedo entender lo que había pasado puesto que recientemente yo pasé por lo mismo. Sus recuerdos habían desaparecido o, parecido a mi caso, se encontraban nadando en un mar de olvido. Miré a Helena y le pregunté si era posible que ella recordara con prontitud, pero su respuesta no era la que yo esperaba.

—Debes tener paciencia mi amor, —contestó Helena dirigiéndose a mí—¸ regresar a alguien de la muerte no es algo muy simple. Para nosotros hay reglas que debemos cumplir, es por eso que la situación contigo fue tan delicada. He otorgado mi bendición dos veces a humanos y apartado la muerte, temo que quienes vengan a rechazar este acto devuelvan a Amanda de nuevo a las zonas del más allá.

— ¿A quiénes te refieres Helena? —Contesté asustado— ¿Estás hablando de tu familia?

—No mi amor, no es a ellos a quienes temo, sino a otras criaturas que están para cumplir ciertas reglas.

—Se refiere a las Aristias por supuesto, —prorrumpió Ariel quien se encontraba escuchando nuestra conversación a solo unos metros.

— ¿Quiénes son ellas? —Pregunté curioso.

Helena se levantó y miró a Ariel con mirada fulminante, era obvio que la presencia del nephilim le provocaba nerviosismo. Luego me miró nuevamente para dar su explicación.

—Existen seres entre nosotros que tienen como deber mantener un equilibrio entre la vida y la muerte. Ellas se encargan de que nosotros; vampiros y nephilims, respetemos esta equivalencia o de lo contrario habrá consecuencias, como por ejemplo el a ver resucitado a dos humanos con mi bendición, para las Aristias esto significa que se quebrantó una regla.

—La verdad no entiendo, pensé que ustedes podían convertir a otros humanos a voluntad sin temor a las consecuencias como lo hacían tus antepasados.

—Ellos podían hacerlo por supuesto, —contestó—, pero ni yo, ni mis primos, ni siquiera mi padre poseemos ese derecho. Las Aristias en cualquier momento sentirán esta anomalía y de seguro vendrán para solucionarlo.

— ¿Y qué es lo que harán? —Pregunté alterado— ¿Le arrebatarán a Amanda su vida de nuevo? ¿Me la quitarán de mis brazos? ¡Pues no! ¡No lo permitiré! No sabes cómo me siento en este momento Helena, pareciera que me hubieran quitado la vida y los recuerdos y que paulatinamente me los están devolviendo, y ahora que me dices esto, siento que todo confabula para hundirme de nuevo en la oscuridad, ¡pues no lo permitiré! ¡Ayúdame Helena, por favor!

—Ella no puede hacer nada, —de nuevo interrumpió Ariel—, más bien está en una posición peligrosa, puesto que fue ella quien cometió la falta. Al momento en que las Aristias lleguen Helena tendrá que tomar una decisión, si dejar morir a tu hija o a ti, y sea cual sea el caso, ninguno de los dos podrá resucitar de nuevo.

— ¿Puedes dejar que diga yo las cosas? —Espetó Helena reprendiendo a Ariel—. Parece que no tienes tacto para expulsar tus palabras. No te preocupes Erasmus, mi amor, buscaremos la manera de apelar ante ellas.

Las cosas parecían ponerse cada vez más difíciles. Miraba a Amanda y el solo brillo de sus nuevos ojos púrpuras resplandecientes me hicieron resguardar poderosas esperanzas. En ese momento sentíamos como el aire que nos rodeaba se concentraba hacia unos metros de nosotros. Fuertes remolinos comenzaron a condensarse, bailando alrededor de una esfera brillante de luz. En un repentino instante, tres figuras incorpóreas e inefables se posaron frente a nosotros, cubiertas con velos blancos como seres espectrales.

Todos quedaron sorprendidos al verlas, incluso Ariel, quien no dudo en dar algunos pasos hacia atrás para no chocar con la fuerte energía de aquellas juezas. Una voz femenina y severa retumbó como un eco la cual me hizo estremecer.

— ¡Helena de Sovedosa! —Dijo— ¡Has quebrantado el pacto con la muerte y ahora recibirás un escarmiento según nuestras sagradas leyes!

CONTINUARÁ...


Escrito por @universoperdido. 04 de Marzo del 2021


La foto de portada es de mi propiedad, tomada con un celular moto e4 y editada con PhotoScape y Snapseed.

photo_20200731_202247.jpg

Publicaciones anteriores de la serie Amatista


¿Eres escritor? ¿No encuentras un lugar adecuado para colocar tus trabajos literarios? Unete a Literatos, una comunidad en Hive donde puedes publicar tus cuentos, poemas, ensayos literarios y novelas inéditos de tu propia autoría.



GIFs elaborados por @equipodelta