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Marianne
Sobre Marianne
Imagen elaborada con la inteligencia artificial de Starryai
En una noche de gala de 1887, Marianne Wolfstonecfraft miró con indiferencia a un sorprendido y adolorido Dwayne Van Der Mert, antiguo prometido suyo que yacía en esos momentos en el suelo cubriéndose la entrepierna. Éste la había reconocido entre los recién llegados a la gala que ofrecía lord Fitzgerald Darcy, vizconde de Rosings. Pero no estaba sola: la acompañaban el reconocido médico Simon Fairchild y dos primos de éste, George y Amandine Valois.
El sujeto se abrió paso entre la multitud con la intención de saludarla. Marianne respondió a su saludo de forma diplomática, sin ocultar su desdén y antipatía hacia el hombre que la había humillado por tres años cuando se comprometieron. Su disposición extrañó a Van Der Mert, quien clamó que solía ser una mujer muy tímida y aburrida hasta no hace dos años. Marianne no tardó en responderle con mordacidad, recordándole que él la trataba muy mal. Van Der Mert intentó defenderse, pero Marianne no cedió en sus alegatos.
Llegó a un punto en el que el hombre, viéndose arrinconado y humillado por la muchacha, quiso retirarse de inmediato. Pero la mujer no se lo permitió; con una rapidez que nadie veía venir, Marianne le propinó un rodillazo en la entrepierna. El hombre gritó, retorciéndose del dolor. La muchedumbre la miró sorprendida.
Con una sonrisa satisfactoria mientras abría de un tirón su abanico, Marianne le dijo: "Pobre de tu esposa. Admiro su valor por tener que lidiar contigo, sobre todo porque estoy segura de que la tratas igual o peor que a mí". Inclinándose hacia él, añadió: "Te daré un consejo, querido: Nunca te fíes de las apariencias".
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