Hoy, 2 de mayo de 2021, Aura y yo cumplimos treinta años que nos hicimos novios. Mañana, 3 de mayo, cumpliremos 25 años de casados. Ya esto lo hemos dicho varias veces, cada vez con más prudencia. Pero hoy es importante dejar el testimonio, especialmente ante la revelación descarnada de la fragilidad de la vida. Testimonio de lo que indudablemente es el acontecimiento más importante de mi existencia: mi encuentro con, Aura. Hay cosas en la vida que no pueden hacer los padres por un hijo, por más buenos padres que sean, como fue mi caso. Hay aportes que solo puede hacer tu compañera de vida, tu pareja, ese ser que está a tu lado –se supone que en las buenas o en las malas-. Hay quienes en su andar han tenido 1, 2 o 3 compañeros. Es lo mismo, no hay problema, cada uno habrá aportado lo suyo o quitado otro tanto. En mi caso solo fue Aura, no tengo pasado, solo presente y futuro, y siempre será Aura -discúlpenme, pero es así-. Ella, me salvó. No me salvó donándome un órgano vital –aunque me dio su corazón -. Ella me salvó de vivir sin ella, el peor castigo que me habría podido pasar. Lo poco que he podido lograr en este caminar -no lo duden-, fue por ella de muchas maneras. Alguna veces empujándome, otras inspirado en su amor, otras por querer que ella esté orgullosa y especialmente feliz. Todas se resumen en sus ojos. Nuestras obras de teatro -escritas o dirigidas- tienen el deseo de lograr la aceptación del público, pero lo confieso, principalmente tienen el deseo lograr algún brillo en sus ojos. Ella me salvó de cosas que desconozco, me salvo de la muerte prematura, pues no hay peor muerte que estar muerto en vida. Nadie debería molestarse por este sentir, pues en el fondo, Aura me hizo mejor persona y eso no le hace daño a nadie. No creo que habría sido un asesino en serie de no haber conocido a Aura, que haya sido una persona dedicada a molestar a los demás, maltratar animales, para nada, mis padres nos dieron muy buenos principios, pero hay algo que Aura hizo en mi algo que me convirtió en una mejor persona. Ella me salvó de todas las formas en que se puede salvar a un hombre. Gracias, Aura, por treinta años de vida.
Paúl.
