Fuente
Hortensias, perfumadas caricias de un crepúsculo, abrazan la magia de tu angelical sonrisa y ha hecho un valle, el iris de tu piel.
Tus pasos que hacían ondular tu cabello, el viento era cómplice y yo, una víctima de tu envenadora belleza.
Sonrisa de rubí, o de fresa tal vez. ¡Mía, te he soñado para mí!
Dí que me quieres esta vez, con las pupilas doradas, y con tus ojos abanderados de ojeras, pero con una ventana al espacio, al universo, al infinito.
Mi alma que te toca.
Despacio, mil veces besé tú boca y la suave palabra caía al alma como rocío sobre tu muslo, blanca tentación que enciende mi fuego.
He guardado tu rostro, que enciende mi fuego y lo guardaré en mi alma, como una plegaria de amor.
Musa, universo de mi sueño, magia que emanan catarsis de los más hondos amores, de los azules lagos, de las álgidas noches de los memorables retratos.
Abrázame fuerte con el adagio velocímetro de tus brazos. Haz que mi ingravidez, se sienta noble ante tu beso, dulce hechizo de angelical Musa.
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