Mientras más me pierdo (Poema Original): la duda de lo recíproco

"...¿por qué sonríe si sabe que me encanta?"

El enamorado es un ser sensible. Atrapado entre el deseo de ser correspondido y la desgracia que significaría no serlo, las personas enamoradas suelen derivar durante algún tiempo en el mar de la duda. No es fácil, mucho menos cuando se es adolescente. Los cambios de humor, las emociones intensas, la presión social, familiar, institucional, la biología que nos conduce por un camino en el que comenzamos a parecernos cada vez menos a lo que habíamos sido hasta entonces y cada vez más a lo que seremos de allí en adelante... y en ese clima de confusión general aparece esa persona que llena nuestros días de alegría con apenas un saludo, una mirada, un gesto sencillo que a veces confundimos, ¿le gusto? ¿me corresponde? ¿dice eso porque siente lo mismo?, son algunas de las preguntas que nos hacemos. Podríamos preguntar directamente, sí, pero quizás eso cambie el trato de la otra persona hacia nosotros. Podemos dejarlo así como está, pero entonces la duda nos consumirá. Es precisamente dentro de este clima de confusión, anhelo y romanticismo que el poeta adolescente escribió los siguientes versos, expresando en el papel lo que sentía, sin que ella se enterase. Espero les guste.


“Mientras más me pierdo”

Ante la ilusión, la sombra de la duda
cubre mi cabeza y casi tapa al corazón
mi mente habla, mi alma está muda
y en ese monólogo no le encuentro explicación.

A ¿por qué sonríe si sabe que me encanta?
¿o es que ese es su motivo para sonreír?
¿por qué, si me calla este nudo en mi garganta
me pide que le explique por qué me porto así?

No entiendo la razón de sus abrazos repentinos
¿quiere quererme o quiere no herirme?
¿es que al ver cómo se juntaron nuestros caminos
da gracias a la vida por conseguirme?

¿Por qué todo con ella se vuelve tan mágico?
puede sacar liebres de cualquier sombrero
¿por qué todo sin ella se siente tan trágico?
¿por qué me cuesta tanto decirle un “te quiero”?

Y esa armonía que envuelve al mundo cuando está ella
todas esas semejanzas que rodean nuestra existencia
mirábamos de millones sin saber la misma estrella
¿puede llamarse destino o ha sido sólo coincidencia?

La soñé, por tantos años la soñé
la vida me estaba preparando para su llegada
y hoy que sin buscarla la encontré
me guiña la vida un ojo y me vuelve la mirada.

Y mientras más tiempo pasa, yo más confundido
y a mayor confusión, es mayor el desespero
desespero que me pierde, cada vez yo más perdido
y mientras más me pierdo pues mucho más la quiero...

… puede sacar liebres de cualquier sombrero.

Escrito por @cristiancaicedo en 2007