Escuchando una entrevista sobre cuantas muertes ha cobrado la actual pandemia mundial, apareció una pregunta: ¿el gobierno puede sostener al pueblo? O ¿el pueblo es quién sostiene los gobiernos? Refiriéndonos básicamente a estados democráticos, que es donde habitamos y conocemos el trasfondo de la polémica pregunta. Sin dudar, las partes actuantes no lo pensaron tan siquiera; los pueblos, las gentes trabajadoras, sobre todos los empresarios y comerciantes, son quienes sostienen los gobiernos, económicamente hablando. El miedo disfrazado de prudencia y de respeto por la vida, fue la excusa que utilizo la OMS para encerrar a gran parte de la humanidad por más de 80 días.
Las familias que son bastantes, las que viven del día a día y de una labor semanal, son quienes más han sentido el hambre por las medidas tomadas, quizás certeras o exageradas; -sólo el tiempo lo dirá- el miedo a la muerte en des-tiempo o el miedo por las sanciones de la policía, es lo que más ha intimidado a las gentes, para salir de su hogar sin justificación. Sin embargo, muchos vendedores informales, no aguantaron y se lanzaron a buscar el sustento, porque los gobiernos ofrecieron algunas ayudas que no son suficientes y menos equilibradas para el sustento de la familia. Entonces me acorde de un encuentro con la muerte, que tuvo un rey árabe.
La fábula popular dice que aquel rey meditaba y podía escuchar los ruidos de la noche; un amanecer salió a cabalgar, aún era oscuro, y se encontró con el ángel de la muerte; ¿para dónde vas? -le preguntó el soberano- ¡oh, mi querido rey voy a cobrarme 5.000 vidas por una peste infecciosa que ya está en tu reino, las gentes son abandonadas, usted sabe! Pasaron un par de meses, y una noche en que el rey regresaba, tarde a palacio, volvió a reconocer al ángel de la muerte y lo detuvo diciéndole: -eh, ven acá, hace semanas atrás me dijiste que te ibas a cobrar unas 5.000 vidas y a la fecha van más de 50.000 mil, ¿qué pasa contigo?
-¡Oh, mi querido rey, resulta que en el proceso de hacer mi labor, la gente y los dirigentes de las aldeas entraron en pánico y miedo, y ellos dos, son los que se han llevado la mayor parte!
Aquella entrevista termino, dejando en el aire la siguiente reflexión:
¿Será que algunos gobiernos se dejaron sugestionar en demasía por la OMS?
¿Será que no fue necesario haber paralizado las pequeñas economías de los pueblos y barrios?
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