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El nivel evolutivo de los miembros del reino animal es determinante para entender sus estructuras morfológicas, y la manera en que estos individuos se relacionan con su entorno.
Uno de los grupos taxonómicos más evolucionados es el conformado por los cordados, con su impresionante sistema nervioso, y su metabolismo, adaptable a las circunstancias del medio donde viven.
Muchos cordados son individuos poiquilotermos, esto es, no producen calor interno para regular su temperatura, y, por el contrario, dependen de que puedan obtener calor corporal, a partir del entorno, que les provee la temperatura requerida para que su metabolismo entre en funcionamiento.
Esto se interpreta como una restricción evolutiva, ya que tienen limitación de las horas en las cuales pueden estar activos, para alimentarse, defenderse, aparearse, o explorar nuevos territorios.
Otra característica evolutiva de los reptiles, es la referida al mecanismo de procreación, después que ocurre la copula interna, o mecanismo de reproducción sexual.
Muchos cordados forman placenta, que permite a los fetos alimentarse durante su gestación, directamente, a partir de los nutrientes que consume su madre.
Sin embargo, los cordados, de las clases Piscis, Reptilia y Aves, desarrollan sus embriones, protegidos en huevos, aislados del exterior, por membranas porosas, que pueden estar calcificadas, los cuales colocan en nidos, o bajo tierra, hasta que logran eclosionar.
No son placentarios.
Dentro de los huevos, están los nutrientes requeridos por el embrión, y en el caso de los reptiles, quedan a su suerte, en el nido, hasta que eclosionan, y comienzan a crecer, siendo muy vulnerables a los depredadores.
Los reptiles tienen el cuerpo cubierto de escamas epidérmicas de queratina , de allí que formen parte del taxón Squamata (escamosos), con la capacidad de mudar su piel, a medida que crecen, o recuperar partes perdidas.
Esta piel, recubierta de escamas les provee protección y facilita el intercambio térmico con el ambiente, además de conferir tracción durante la locomoción, y soporte seguro, en su vida semi arborícola.
Los reptiles también tienen hábitos semi acuáticos y terrestres.
Dentro de los reptiles, destaca el género iguana, de la famlia Iguanidae, por su cercanía con el hábitat de los humanos, donde es común encontrarlos en cautiverio, ya sea como mascotas, o en zoocriaderos, donde las reproducen, y engordan, con fines de alimentación.
Existen dos especies dentro del género Iguana: La iguana verde (Iguana iguana), y la iguana del Caribe (Iguana delicatissima).
Ambas especies, al igual que muchos reptiles, anfibios y peces, presentan un tercer ojo, también llamado “ojo parietal”, cuya función no está totalmente definida, pero se sabe que está asociado a la detección de la luz solar, facilitando los procesos de orientación espacial y regulación del ritmo circadiano.
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Las iguanas, al igual que muchos reptiles, tienen hábitos de vida diurnos, ya que requieren calentar su cuerpo, con la radiación solar, para aumentar su temperatura corporal, que les permita el funcionamiento celular, y lograr el máximo de capacidad de su trabajo muscular.
Los miembros del género Iguana se alimentan de materia vegetal, especialmente flores, hojas y frutos.
Sus hábitos semi arborícolas les permiten camuflarse con su entorno mientras se alimentan, o durante el tiempo que ameritan exponerse a la luz solar, para activarse.
La iguana verde hace cripsis, sobre vegetación verde, especialmente las ramas y hojas, mientras que las iguanas del Caribe, se confunden con su entorno, que normalmente son los troncos de los árboles.
Para sujetarse en las alturas de la vegetación se valen de sus escamas, garras y patas, con las cuales se abrazan fuertemente a los árboles, y si son perseguidas por un depredador animal, o cazador humano, se tiran desde esa posición al suelo, o a un curso de agua, haciendo honor al refrán que dice: “cayendo y corriendo”, o nadando.
En general, las iguanas se desenvuelven bien, tanto en tierra, como en los árboles y en el agua.
Las iguanas forman parte del menú alimenticio de muchos venezolanos, y también forman parte de las cadenas alimenticias de los ecosistemas, tanto como herbívoros, así como siendo la comida de muchas aves de presa, serpientes, caimanes, zorros, perros, gatos, y guaches, que las consumen como carne, o al depredar sus nidos.
Existen humanos que cometen el barbarismo de extraer los huevos a las iguanas hembras, aún vivas, las cosen rudimentariamente, y las liberan al ambiente, pensando que van a sobrevivir.
Lo seguro, es que adquieran una infección por mala praxis, y luego mueren, tras una lenta agonía.
Los recursos naturales siempre han estado disponibles para que el hombre del campo los usufructúe, pero de manera razonable, y con criterio de sostenibilidad, como realmente lo hacen.
Solo quienes no conocen, ni aman la naturaleza, son capaces de destruirla.
Ali Riera
Todas las fotografías son propiedad del autor.
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