Mi nombre es Meztli H-B-062, mis padres son originarios del hiperbarrio, desde que tengo memoria, ellos han servido a los cárteles y, en agradecimiento, nos han dado casa y educación, pero de la peor. No quiero decir que sea la peor en cuanto a calidad, sino más bien en cuanto al tipo de dictadura que nos han impuesto. Fuera de todo ello, la convivencia es más amena en la escuela, al parecer todos los que asistimos estamos seguros de que nos uniremos para un mejor futuro, pero también hay muchos que se han clavado con la idea de que el narco ha hecho todo por nosotros y que debemos de agradecerles por todo lo que nos ha brindado. Nada más falso que eso; lo único que nos ha brindado ha sido una larga esclavitud, pero bien hecha, nadie aquí puede revelarse, todos deben seguir las reglas o están muertos. Lo mismo pasa con la educación, es una herramienta que les va a servir en el futuro, y desde ahora, da igual.
Como cada mañana, me preparo para ir a la escuela, voy en camino hacía la secundaria, muy emocionada por ver a Majo, ella es muy divertida y siempre me pierdo en sus ojitos cuando sonríe. Se que parece una locura, pero estoy enamorada de ella desde que íbamos en la primaria. Cada momento con ella ha sido muy único, especial; no quisiera que eso acabara, es por ello que no me he atrevido a decirle nada al respecto, he visto como muchas relaciones jóvenes se terminan tan pronto que, no queda ni siquiera una amistad. A veces siento que muero, porque quisiera decirle todo lo que siento por ella, pero por ahora, sólo me he quedado con hacer cosas que lo demuestren, detalles, y a lo mejor una que otra mirada perdida.
Hoy, voy corriendo de prisa, las manos me sudan y de repente ya no puedo percibir con claridad el entorno que me rodea, tanto así que me estoy cayendo hacía la perdición del maldito suelo de la escuela, y todo por culpa de la mochila de Andrea. Esa nerd siempre deja sus cosas por donde sea, esta no sería la primera vez que me tropiezo con su grande mochila. Me caigo, y siento como me he raspado las rodillas y el uniforme me ha quedado manchado por la tierra del pavimento. De pronto, viene corriendo Majo y me ayuda, se que se quiere reír, pero finge que no.
-¿Estás bien? - Me pregunta Majo.
-….
-¡Qué pena!
-Jajajajajajjaa, ups.
-Jajaja, se que te querías reir por tu cara tan expresiva.
-Me dió ternura ver como caías. Siento no haber podido llegar a tiempo y salvarte de la caída.
-No importa, ahora ya estoy mejor.