Ya en otoño. Y el sol sigue en lo más alto, ajeno en el cielo andaluz a los incendios que han devorado miles de hectáreas de monte milenario, a las lluvias torrenciales que han arrastrado coches e inundado casas y comercios en la costa de Huelva o al eco hermoso y terrible del nuevo volcán de la isla de La Palma y sus efectos devastadores en la vida de parte de sus habitantes... El sol ajeno a las últimas cifras del paro, que han sido las que han sido, al margen de que se celebren o denuncien según lecturas partidistas, como viene siendo habitual. El paro que ha bajado en agosto más en este sur que en casi ningún sitio en España, porque aquí somos bandera del sector servicios, Andalucía princesa del turismo nacional...
Erupción volcánica en La Palma
Y el sol sigue en lo más alto, veranillo de los membrillos de septiembre que ya casi es octubre, como todos los años, aunque haya hecho más calor éste que ninguno, según dicen quienes saben de los registros históricos. El sol sigue ahí, amigos, aunque abrase, y muchos de nuestros niños, tan chicos, andan yendo por primera vez a la guardería o al colegio desde hace una semanas. Y con ellos van y vienen los primeros catarros, las fiebres inespecíficas, alguna cagalera entre sonrisa y llanto, y nosotros, quienes somos padres de niños pequeños, nos pasamos toda la mañana pendientes de la fotillo que nos envíe la seño de los peques, para verles jugando o dibujando un coche o una casa imposible que sólo ellos ven en su garabato. El sol en el cielo y nuestro miedo en el suelo, preocupados por eso que ahora llaman "ola pediátrica del COVID" -aunque gracias al proceso de vacunación parezca cada vez más controlada la gravedad de la enfermedad-, sin saber si empezarán a vacunar a los chiquillos ahora, en octubre… Preocupados nosotros pero bajo el sol, presos de esa yincana insuperable denominada conciliación familiar y laboral que enreda a padres y abuelos y a tíos y a nanis y a nanas y a nanos y a nanes para que los niños se acaben de criar a veces, y entre tantos, con nadie...
Nosotros aquí, llevando a los nuestros a la guarde con el recuerdo de esos otros niños que nos llegaron a la base gaditana de Rota desde el horror y la derrota de Occidente en Afganistán, y nos cuesta comparar nuestras realidades incomparables, pese a que todos vivimos bajo un cielo hermético y aquí, en Andalucía, bajo el sol…
El sol en lo más alto y todavía su calor, incluso en las noches de este verano alargado que también es otoño, que ya son más cortas pero más caras por el incomprensible recibo de la luz. Estas noches en las que duerme el sol y sí auguran ya auguran el otoño, aunque templado, de Andalucía...
Frágil (Nothing like the sun) STING
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