Sueño, no sueños

in #spanish3 years ago (edited)

Y tienes sueño. Lo sabes porque el pilar esquinero del garaje de la urbanización que llevas flanqueando a tu derecha 20 años, cuando enfilas la rampa de salida a la calle, esta mañana se te ha venido encima, como si el pilar tuviera piernas o alas o un ejército de odiadores lo estuviera empujando hacia ti, moviendo el bloque entero para amenazar con su choque la chapa y pintura de tu coche. Tienes sueño.
Crees que estás despierto pero una parte de ti sigue sin desperezarse del todo, rendida a un cansancio que no sólo tiene que ver ya con que tu hijo chico, que aún está en la cuna junto a la cama, descanse inquieto, sueñe en voz alta o siga sin dormir del tirón muchas noches, no, ya no. Tiene más bien que ver con la vida, con su paso inexorable por tu cuerpo y las vivencias acumuladas en tu cerebro, tiene más bien que ver con esa acumulación de situaciones que no has sabido controlar del todo o nada en absoluto. No se trata sólo de los clásicos sueños rotos que a todos nos trae el paso del tiempo como de la constatación de que a veces los malos o los tontos ganan y, lo peor, de que a veces tú mismo has sido uno de ellos.

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Soñar despierto

Que amarrar es la necesidad de los mediocres lo sabías desde hace muchos años. Pero que lo habían amarrado todo tanto para cubrirse las espaldas unos a otros, y así cerrar el paso a quienes poniendo en marcha sus talentos se preocupan más de los demás que de sí mismos, eso no te lo esperabas, te supera, repasas como una letanía el último ejemplo como quien reza el rosario y te quita el sueño, Ave María…
La última vez que rozaste el coche con la columna de un aparcamiento fue cuando nació tu hijo mayor y llevabas casi tres meses sin conciliar el sueño, que no es lo mismo que cumplir los sueños., porque dormir no es lo mismo que soñar, sobre todo no es lo mismo que soñar despierto lo que querrías que fuera tu vivir mañana. Y aunque es verdad que pensar mucho en el mañana te hace desperdiciar el hoy que es lo único vivo y real que tienes, tampoco se puede soportar la rutina diaria, cuando está lejos de ser palaciega o viajera, si no es haciendo de vez en cuando el cuento de la lechera, comprar un cupón de la once a ver si te toca o sumar ilusiones por cumplir algún día y así soportar mejor el día que pasaste ayer si te vinieron mal dadas las cartas en el reparto de las horas vividas. En fin, que hay que torear mucho la existencia cuando el toro viene negro como el azabache y te salpica en la cara el albero que escarba con sus pezuñas…

(c) Domi del Postigo / www.domidelpostigo.es