El Enigma de Baphomet (309)

in #spanish3 years ago

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¡Desapareció Nora!

El muerto allí, delante de nosotros, quizá nos delataría. Por lo menos seríamos sujetos de interrogatorios, así que decidimos levantarnos y alejarnos.

Subimos la calle y dejamos el cadáver como si la bala certera en el costado lo hubiera anestesiado. El camarero pasó por su lado y, como vio que no había terminado las consumiciones, pasó de largo y no se percató de que estaba muerto.

Recibí una llamada de Nora mientras se alejaba: “Me voy al hotel Best Western Bohemian Resort en la orilla del lago Sevan. Allí os espero”.

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Cuando Nora nos dijo que había aprendido a hablar armenio en tres meses y georgiano en no más de medio año, nos quedamos los dos mirándonos.

—¿Veis qué fácil es deshacerse de un enemigo? —nos dijo con su eterna sonrisa preciosa—. Sin tener un ejército de policías y guardias civiles detrás de ti, esto es muy sencillo. Claro que hay que haberse movido por estos países. Y la lengua es algo fundamental, evidentemente. El que no habla ni entiende está muerto de antemano. Y la mejor arma en el mundo es dominar varias lenguas.

Quedan cinco horas hasta que salga el avión para Madrid, y desde aquí a Yerevan se tarda una hora, así que tengo que espabilarme.

—¿Y las pistolas? —le pregunté.

—¡Ahí, en el fondo —señaló el lago Seván desde la galería del hotel en la que tomábamos un café con posos—. Después de un trabajo comprometido, lo primero que harás será deshacerte de las armas, que no quede ni rastro. Cuando estemos en Madrid, ya te daré unos consejos de lucha armada.

Pablo y yo volvimos a mirarnos y ella se sonreía al vernos tan sorprendidos.

Sonó su teléfono móvil y esperamos a que atendiera la llamada. Hablaba en armenio con total soltura. Mientras atendía la llamada, contemplamos el lago Sevan inmenso y sereno, de color azul cobalto, que cortaba las nubes de algodón en el horizonte.

—Mañana —nos dijo— os atenderá una chica que habla español perfectamente cuando lleguéis al museo. Ya tiene preparados los pergaminos. Los tenían catalogados y sabían que eran de España.

Esperaban que alguien los reclamara. Ya lo tengo yo todo tratado. Desde que supe que permanecían en los fondos de este museo ha resultado todo muy sencillo.

Pablo y yo no dejábamos de mirarnos, yo creo que con cara de bobos, porque, al vernos Nora, no podía por menos que sacudir risas contenidas apretando los labios. Le hacían gracia nuestras caras. Y concluía diciendo:

—Mi papel ha sido muy sencillo. Todo el mérito es vuestro, que os lo habéis currao con sudores y peligros. ¡Menudo trajabazo que habéis hecho!

Yo le pregunté:

—¿Cómo puede ser que aprendieras armenio en tres meses? Voy a tener que creer en los milagros. Es un idioma imposible.

Se carcajeaba al oírme esto y me contestaba:

—Pero si son iguales. Yo es que no hablo euskera batúa. Bueno, sí lo hablo, pero no es mi idioma materno. El batúa lo inventó Koldo Michelena, para las ikastolas, con la intención de aglutinar las treinta lenguas de Euskadi. Mi idioma materno es el del caserío de mi abuelo, que es igual, exactamente

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@jgcastrillo19, Sometimes it feels like Metaphysical World exists before our eyes but in Invisible State. Stay blessed.