El Enigma de Baphomet (313)

in #spanish3 years ago

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Profesor: —Pues aquí tengo el e-mail. Ha leído el libro de un tirón y le ha gustado mucho. Me dice, después de haberle contado el motivo de la cena, que él quiere estar para darnos la gran sorpresa. Me recalca que celebremos la reunión en cualquier fecha durante el invierno, durante sus vacaciones de verano en Argentina. Así que ya son dos limitaciones: la de Pablo y la del Vasco. También he enviado la comunicación a todos los profesores que he encontrado. Me han respondido Román, Damián y Emilio. Ya les he dicho que si alguien, por una fuerza mayor, no pudiera, que no se preocupe, que por uno que faltara no decaerá nuestra fiesta.

Clara: —Y hemos invitado al de Filosofía, que nos ha dicho que le encantará venir. A la profesora de Francés también la hemos invitado, pero al fin ha dicho que no puede venir. Hasta ahora es la única que nos ha fallado. Al resto les ha parecido una magnífica ocasión para reunirnos.

Leo: —Yo he buscado por los colegios de notarios de toda España, a ver si encontraba al notario don Honorino y doña Adela; al final, me he enterado de que murieron en un accidente de tráfico. ¡Qué lástima! ¡Cómo hubiéramos disfrutado con su presencia!

Clara: —Sólo un profesor ha muerto. El resto de ellos están como una moto: casi todos jubilados con esa ley bárbara de jubilar a los profesores a los 60 años, pero la mayoría o no tiene internet o se hacen un lío con los ordenadores. He tenido que llamarlos por teléfono. La videoconferencia todavía no la usan todos.

Leo: —De los colegas, me han dicho que asistirán Juanita, Ana, Inés, Jorge, Mónica, Héctor, Pilar y Juani... He dado con Curro y con el Talavera... y estos se han comprometido a correr la voz.

Pablo: —¿Quién es el Talavera? Yo no me acuerdo.

Leo: —Era dos cursos más joven que nosotros. Es que trabaja en mi empresa y lo he invitado. Se hizo famoso por su intervención en la clase de ética cuando preguntó el profesor, que precisamente era el Vasco, si alguien había oído hablar del incesto; y el pobre inocente respondió que el “incezto” eran “lah mohcah, loh mohquitoh, lah maripozah...”. Cuando el Vasco lo vea en la cena y le digamos que es jefe de planta, no va a creérselo. Todos, cada cual en su pantalla, lo recordamos con una carcajada. El profesor protestó por lo de la jubilación bárbara:

Profesor: —Es la mejor ley que ha sacado un gobierno: si no fuera por esa ley, yo no tendría tiempo de dirigir este trabajo ni de publicar este libro. Por cierto, yo no tendré ningún problema para asistir cualquier día. Tomo el AVE unas horas antes y me presento en Madrid en un rato.

Leo: —La que me ha asegurado que asistirá, que vive en Madrid, es Eva. Asistirá con su marido y sus dos hijas. La pequeña que estudia ingeniería en ICAI, ha dicho que se pirará las clases prácticas de ese día, aunque suspenda. Tanto le han oído hablar a su madre de los compañeros de instituto que las dos niñas están deseando conocernos a todos. ¿Niñas? Bueno, chavalotas universitarias, a punto de acabar las carreras.

Nora: —¿No has podido averiguar ninguna pista sobre la sorpresa que quiere dar “El Vasco”? ¡Qué casualidad! Estoy pensando que Markuleta no es un apellido muy corriente. Y casi todos procedemos de las inmediaciones del valle del caserío de mi abuelo. ¡Uy! Se me ha ido la pantalla. No se pueden meter varios interlocutores. No puede internet con tanta carga para vernos más de dos a la vez. Habrá que seguir escribiendo aunque no nos veamos las caras.