07112020. La tabacalera.

in #spanish3 years ago

Ayer fue un día provechoso, tuve que ir a hacer unas gestiones de forma presencial, algo que con el transcurrir de los tiempos se ha convertido en algo residual, anecdótico, me gusta, siempre he desdeñado de la presencia física en las Administraciones para hacer según que cosas, cuando es realmente mi función ser portador de una documentación y recogida de otra, algo que fácilmente podríamos resolver de forma telemática.

La presencia física, exige ducha, exige ir vestido de una manera, exige imprimir una documentación y llevar dinero encima y un teléfono, porque nunca se sabe que puede pasar. Exige tener que entrar en un sitio, mirando si hay o no hay gente, esperar pacientemente que te atiendan, y luego tener que usar dinero físico con las incomodidades del cambio y ya acabada la transacción, exige que lleves en la mano, o carpeta física, que también es incómodo una documentación para entregar a un tercero. Pesadez.

El andar, con el calzado no habitual, es decir unas zapatillas adecuadas, el uso de un zapato, hace la experiencia infinitamente más incómoda, con un pantalón de vestir, una camisa, por esa calle, llena de bollos, bacheada, al tuntún del crecimiento anárquico de las raíces de los árboles, y esquivando las inoportunas heces de los perros de sus incívicos dueños dejan.

Llegar, tener cita en un cuarto de hora y ver un cola que sobresale de la entrada como una incívica lengua muerta, una fregona dejada en cualquier sitio. Y preguntar, tener que sufrir la incomodidad del contacto con el otro, su dicción, su olor, la falsa arrogancia del guardia de seguridad, la estupidez supina del orden de las cosas, finalmente se impulso el orden y se ordenó a la gente por horas, era mi turno, el de las 11.00.

Dentro, lo que venía a ser la espera habitual, con muchas sillas precintadas, eso si, anteriormente, la ceremonia habitual y estúpida del hidrogel, y el paso por el arco de seguridad. Mamparas y previa con la mesa 13 a la que diligente recitas tu DNI como un preso en un penal y te asigna número y mesa que esperas pacientemente mirando los monitores, hasta la llamada. A ver, la cosa por ese lado, ha mejorado, es más profiláctico.

La espera, el momento funcionarial, o momento de personal laboral de la Administración correspondiente, sigue siendo la misma mierda, los programas informáticos entendidos como una mierda que pagaste y amortizas en x años y que cualquier imprevisto hace que se postergue su renovación en vez de una actualización continua que es innato a la era de la informática, la Administración, en este caso, Gestión Tributaria del Ayuntamiento de Málaga, sigue presa de un sistema, tan arcaico como las personas que lo dirigen.

Al fin pude huir con paso firme, bajo el viento huracanado, desolador, pero con una idea firme como faro en mi mente, la soledad y la rutina perfectamente organizada de mi casa, me estaba esperando.

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