La pieza/el hambre. 10092021

in #spanish3 years ago

image.png

Fuente

El calor, hace incómoda la vida, esta muy bien, cuando eres muy joven, estás de vacaciones y te hace la eternidad de horas de las que dispones más cómodo, en su lento fluir. No hablemos ya si tienes dinero. Sin embargo, si tienes obligaciones de madrugar, el día se te ha complicado con el transcurrir de una semana trotona, entre vacacional y obligacional, puede ser una tortura sutil, pero tortura.

Te acuestas, sabiendo que es inútil, el conocimiento de uno mismo, aboca a noche toledana, flamenca, o como quieras llamar. Las voces altas de los chavales ebrios, en el parque, es la señal con la que todo comienza, te despiertas, orinas, bebes agua de una sed que es molesta, porque no termina de irse, vagabundeas un poco por la red, intentando conciliar el sueño, sabes que es una quimera.

Aguantas en la cama, por educación, pero ya el juego ha comenzado, has despertado el gato, tienes que hacer equilibrios para que no maúlle demasiado ni demasiado alto para no alterar la frágil convivencia con las otras dos personas de la casa. No puedes ponerte a cocinar, ni anticipar, nadie merece sufrir las consecuencias de haber ido al gimnasio tan tarde, haber tenido una conversación con tus padres que te provocan la inevitable desazón de la decadencia, la suya y la tuya propia, aunque ahora todo vaya medianamente bien.

El problema, los problemas, cuando se acumulan, unos cuantos de problemas mierdas, pequeños, insignificantes por separado, pero con una intensa burocracia por detrás, hace el sueño imposible. En este caso un correo en un idioma que no es el tuyo, demandante de no sé muy bien el qué. Una pieza que ha venido rota, tocando lo más arraigado del alma española, el sentimiento de burlado y el entrenamiento, fuerte, intenso, demasiado ensimismado en cosas que por lejanas, no dejan de ser deseables.

Loccite, recambios, devoluciones, todo, es un huracán en mi cabeza, mientras con una mano acaricias a un gato que intentas que no haga ruido, con la otra, intentas abrir una espita de realidad en la red que con la promesa del nuevo día, pueda dar esperanza. Odio, pero profundamente, cuando el problema me llega a una hora en la cual, todo cierra o está a punto, no hay margen de maniobra, y la noche, te mira con ojos burlones, sabiendo que no te vas a entregar a los brazos de Morfeo, que esta noche como va sucediendo de forma arbitraria desde el principio de los tiempos, vas a ser suyo, solo suyo.