Anoche me volvieron las molestias en grado mayor a la boca. Me miré y ha vuelto el maldito sarro, a las muelas posteriores. Tanto cepillo, tanta pasta de dientes especial tanta monserga y al final, el sarro, siempre vuelve, me toca pedir cita al dentista, antes que vaya a más. No queda otra, fue la amargura con la que me acosté anoche.
Me desperté a más de la una, reventando de orín, me suele pasar últimamente, mi cuerpo, está más alineado el camino entre lo ingerido y lo excretado, duermo mejor, pero tengo ese inconveniente normal, tengo que mejorar el tiempo, las horas de ingesta, para despejar la noche, es un camino de las miles de cosas que hago de normal, y que tras el mes de Agosto, me suena extraño.
Otra cosa que veo que no funciona, es poner la olla por la noche, por lo menos pegado o pegada a las 00.00 de la noche. Me veo más levantándome eventualmente a las seis o programando la olla a las seis, no me gusta dormir con algo funcionando, sonando y oliendo, mi sueño es frágil, no conviene tensionarlo con las infinitas posibilidades que de la mente con el suceso, o el horizonte del mismo.
Llevo mal mi reincorporación al trabajo, ha sido solo una semana, y encima con incidencias y lo estoy pagando, está claro, iré poniendo parches, para tener un buen Octubre y un buen final de año. Son los meses más débiles, y debo aprovecharlo para coger fuerzas que luego viene el mes de Enero a Julio y es una locura, se de lo que hablo.
Es terrible este mundo que te arrastra a estar solo, hasta la soledad mayor, la más infinita, la última de las soledades que vendrá a ser la muerte. Me aterra el pensar el no poder valerme por mi mismo y tener que depender de otros que dicten lo que como, lo que bebo, lo que veo, lo que hago y con quien estar. No quiero ese tipo de fin, prefiero perecer solo en el patio de una casa, que para entonces tendrá trescientos años. Me da igual lo grotesco del final, solo pido, que sea mío.
