La apatía es la carencia de sentimientos de pena o simpatía por uno mismo u a otra persona. Pero es un estado emocional el cual lo más común es que no se nace con él, se aprende con las experiencias de la vida, a base de una desilusión tras otra.
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Por ejemplo, una persona que aun tenga intacta su empatía (lo contrario a la Apatía) cuando escucha que una persona ya sea familiar, amigo o incluso una persona que recién conoce le cuenta algo que le sucedió recientemente y que se puede calificar como dramático, como que fue asaltado con violencia y que le quitaron todo el dinero de su quincena, la persona que siente empatía se sentiría mal por la otra persona e intentaría buscar la manera de hacerla sentir mejor a esa persona víctima del crimen, en cambio alguien apático lo más que saldría de sus palabras que pudiera simular ser simpatía es decirle a la otra persona que no debió caminar por esa zona a esa misma hora, dando como hecho que de hacer eso es muy probable ser asaltado.
También hay los apáticos hacia sí mismos, pues han resultado lastimados de muchas formas tantas veces, que intentan no tomarle importancia a situaciones negativas que afectan su vida, lo cual puede ser útil, pues los priva del dolor que les pueda hacer sentir tanto física como psicológicamente, pero hay ocasiones en donde la apatía entra en acción cuando no debiera, por ejemplo, cuando un apático recibe la noticia de tener una grave enfermedad, lo cual para él no tendrá mayor importancia, pero para la familia del apático puede ser incomprensible ese comportamiento, y ser incluso más doloroso para ellos que el enfermo se comporte así, que lo que el enfermo le tome importancia.
Situaciones cotidianas que nos vuelven apáticos
La sociedad misma son los que nos vuelven apáticos pues estamos rodeados de situaciones frustrantes que nos hacen cambiar nuestra mentalidad. Por ejemplo, es común que si somos víctimas de un delito decidamos no denunciar porque simplemente creemos que las autoridades no van a actuar de manera debida, o simplemente porque eso nos haría perder el tiempo, y perderíamos días laborales simplemente para levantar un acta (denunciar en el ministerio publico) que muy probablemente sea algo infructuoso.
También hay situaciones más comunes como el ir a una tienda de conveniencia (o de auto servicio) en la que supuestamente se dice que se pueden pagar facturas de servicios como de Teléfono, Gas. Electricidad, Internet o incluso hacer depósitos a cuentas de banco, y que al llegar al intentar hacer cualquiera de esas transacciones nos nieguen el servicio, con alguna excusa trillada o boba, como el decir que “se nos calló el sistema y no podemos procesar pagos o realizar depósitos a bancos”, o decir otras tarugadas como de que su escáner no puede leer el código de barras, sin siquiera hacer el intento de leer el código de barras de la factura en cuestión. Y si intentamos realizar una denuncia sobre esta clase de situaciones, por ejemplo, a los propietarios de la franquicie, nos atiborran de condiciones para levantar la denuncia, entre las que se incluyen domicilio y nombre exacto de local y presentar el ticket de compra, aun si la denuncia esté relacionada a un servicio negado, lo cual indicaría que OBVIAMENTE no existe ningún ticket que presentar, pero aun así habrá quienes exijan presentar dicho ticket (inexistente) y si no se presenta no existe queja que procesar.
Ya estamos tan acostumbrados a que no recibiremos justicia que la apatía no se ve como algo que pueda ser tan negativo para nosotros, pues al menos nos ayuda a minimizar el enojo, la frustración y dolor.
¿Ser apáticos será parte de nuestra nueva transformación evolutiva como seres humanos?
¿O ustedes que opinan?
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