IlustraciónDicen los expertos que el miedo es una emoción primitiva. Cuando nuestros antepasados comenzaron a deambular por el mundo, ya el miedo se encontraba intrínseco en sus mentes, para acompañarlos, advertirles y protegerlos de cualquier peligro al que se pudieran exponer. Hoy en día consideramos al miedo como una emoción que activa las reacciones químicas de nuestro cuerpo que hacen que nos sintamos más activos y despiertos. Aunque a muchas personas nos les gusta sentir tal sensación, a otras por el contrario, les encanta sentir dichas reacciones de hormonas en todo su cuerpo.
Aunque el miedo es una reacción normal activada por nuestro cerebro, para mantenernos a salvo de cualquier peligro amenazante al que nos podamos arriesgar, existe dentro de el una fastuosa curiosidad que se convierte en un pensamiento, y aunque nos imaginamos muchas cosas con ella, también consideramos que si en realidad todo aquello que pensamos lograse pasar de verdad, estaríamos convencidos que sería nuestro final ¿Por qué? Hay cosas que pensamos, que es mejor dejarlas en nuestra mente.
Ilustración¿Por qué le tememos tanto a lo desconocido?
Esta pregunta siempre la tendremos vigente en nuestras mentes aunque pasen las centurias y los milenios. Antiguamente los pensadores y filósofos formulaban preguntas referentes al futuro como por ejemplo: ¿Qué es lo que podría pasar si…? ¿Qué es lo haríamos si en algún momento nosotros…? ¿Qué nos pasaría si nos encontráramos con…? Incógnitas que nos harían entrar a un bucle que nos podría parecer algo maravilloso o terrorífico. Es allí cuando rozamos las puertas del mundo de lo desconocido.
Lo inexplorado ha pasado de una idea que ha trascendido para el descubrimiento de nuevas ideas, lugares, pensamientos y objetos, a ser la base de toda idea ficticia, generada y explotada por el arte para generar nuevos universos que luego son expuestos por sus creadores artistas. Esto, como bien sabemos, lo encontramos en todas las expresiones artísticas: “Cine, literatura, series, revistas, pintura, artículos, etc.”
Tiene tanto éxito en los medios artísticos por nuestra arraigada atracción por lo extraño, lo foráneo y lo “no común”, que nos llama y por alguna razón siempre no sentiremos maravillados con él, y a la vez temerosos, puesto que nuestro cerebro activará la reacción del miedo debido a que no tenemos una idea previa de lo que vayamos a encontrar allí.
Las películas de terror (para poner un ejemplo) nos muestran ese mundo desconocido que tanto nos llama la atención. Nos causan miedo pero no de gravedad, debido a que sabemos que al verlas nos encontramos seguros puesto que sabemos que todo aquello es ficción. Lo que nos atrae de dichas obras cinematográficas, es que causan en nuestro cuerpo reacciones químicas (como adrenalina y norepinefrina) desarrolladas por nuestro cerebro que nos hacen más activos y conscientes.
Vemos a través de estas ventanas lo desconocido como algo de admirar y temer, y nos conlleva a la siguiente fase de la curiosidad mezclada con el miedo, la cual, viene con una incógnita bastante concreta: “¿En verdad eso que acabo de ver existirá?”
Como sabemos, lo desconocido tiene muchas facetas, creemos saber identificarlas pero la verdad no. Solo somos un observador vislumbrando una constelación de estrellas. Un científico con un microscopio; observando un mundo desconocido de seres microscópicos que no podemos percibir. Lo desconocido se encuentra ajeno a nosotros, y somos solo nosotros los que debemos de darnos la tarea en descubrirlo. La sed de aventura, de salir un poco de paso de la rutina es algo que también hace hincapié en nuestra necesidad de querer adentrarnos en lo desconocido, es una manera de querer salir de ese espacio y querer ver un nuevo horizonte.
IlustraciónLo desconocido es parte de nuestro mundo
Al igual que un mundo de un relato de cuento de hadas, lo desconocido se encuentra en nuestra realidad, solo que no lo hemos percibido como tal, ¿por qué? Le tememos. Es como si nos arriesgáramos a dejar nuestro trabajo actual buscando mejoría en otro lugar, sin tener la certeza de verdad que en ese otro lugar veremos beneficios más fructíferos que en donde estamos. Tenemos ese temor de que las cosas no nos saldrán bien, tenemos miedo de lo nuevo de aquellos terrenos que no hemos pisado aún.
Sabemos que ese sitio está ahí, pero no queremos tocarlo, y solo pensamos en el cuándo nuestras ideas nos llevan de una manera intangible e involuntaria hacia las fachadas de sus dominios. Esa es la esencia nata que siempre nos ha llevado de manera meticulosa a adentrarnos siempre en lo inexplorado. Sabemos que, una vez dentro, muy difícilmente demos pasos hacia atrás, porque aunque el miedo pueda ser un obstáculo poderoso tenemos la certeza de que encontraremos sorpresas, quizás no las esperadas, pero si las más extraordinarias.
¡¡¡Felicidades!!!