He aquí esta dulce niña que le encantaba la poesía, lamentablemente se levantó un día con su mente vacía. Buscó y buscó componer hermosas liras, pero por más que se propuso ya hacerlo no podía.
Se alejó inerte de su mundo prodigioso de odas y liras, no podía creerlo, parecía una mentira. Tristeza y desolación había en su corazón, pidiéndole a Dios que regrese su inspiración.
Ya pasado un tiempo componiendo versos sin ningún acierto, se apagaba su luz con poco aspavientos, queda de ella un poco de nada, se esfuma como lucero fugaz, como una pluma que se lleva el viento, que nunca perteneció a este mundo, como una poesía ya leída, así como una malquerida.
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