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El Edo. Lara, en Venezuela, es reconocido a nivel nacional por la cría de subsistencia del ganado caprino y ovino, animales que ocupan áreas extensivas, asociadas con las familias campesinas que habitan las zonas de los biomas de matorral xerófito y bosque xerófito, sobre todo al norte del territorio larense.
Un corral artesanal para criar chivos, ubicado en el caserío El Rosal, al norte del Edo. Lara.
Un corral artesanal para criar ovejas, ubicado en el caserío Charco Largo, al norte del Edo Lara.
Considerando que estas regiones del Edo. Lara son habitadas por descendientes de las tribus aborígenes de la etnia Gayón, cuyos hábitos alimenticios se basaban en el cultivo de la yuca, plátano, y la proteína procedente de animales de cacería como el venado, báquiro, lapa, pavas, etc., se puede afirmar que no conocían el ganado caprino y ovino, el cual llegó a tierras de América a bordo de los barcos de los conquistadores europeos liderados por Cristóbal Colón, lo que permitió que nuestros aborígenes se convirtieran en criadores de chivos y ovejos, sustituyendo un importante porcentaje de la proteína que consumían de los animales de cacería por los nuevos rebaños de este ganado de pequeño porte.
Mi amiga Socorro, una descendiente de la etnia Gayón, que ha vivido toda la vida de la cría y comercialización de ovejas y chivos.
En muchas ocasiones, los venados de carama son criados desde muy jóvenes junto con los chivos y ovejas, para despues consumirlos o comercializarlos.
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La cría de ovejas y chivos es una actividad tradicional, con más de 500 años de antiguedad en los caseríos de las zonas áridas del norte del Edo. Lara.
Las ovejas y las cabras han dejado rastros desde hace más de nueve mil años, sobre todo, en sus regiones de origen al occidente de Asia, desde donde pasaron a Europa y África, para luego distribuirse por todo el mundo tropical y templado, estando ausentes solo en las regiones árticas.
Las ovejas pueden tener una o más crías y muchas veces caminan libres por las casas de los pobladores rurales.
Las cabras de estas zonas áridas del norte del Edo. Lara se han mestizado a partir de las razas puras que llegaron con los conquistadores europeos.
Las etnias aborígenes larenses criaron este ganado en espacios muy cercanos a sus casas, prácticamente de la nada, ya que les permitían caminar a sus anchas por los alrededores, pastando y ramoneando a partir de las gramíneas, arbustos y árboles de pequeño porte presentes en los ecosistemas, y dada la escasez de agua en estas áridas regiones, tumbaban los cardones y tunas que eran sometidos al fuego directo, para destruir las espinas y pelos urticantes, a fin de que los chivos (Capra aegagrus hircus) y ovejas (Ovis orientalis aries), comieran el mesófilo del tallo y ramas de los cardones, o los cladodios (Fílóclados) de las tunas (Opuntia ficus-indica), que con el pasar del tiempo fueron bautizadas como tunas cabreras.
Cabras caminando por la carretera que conduce desde Los Cochinos hasta Charco Largo.
Una cabra ya sujetada para ser comercializada.
Un cabrito emparentado con la raza Saanen, recien comprado por mi amigo Chindo en el caserío Curarí.
Tuna cabrera.
Cardones
En caseríos como Charco Largo, Las Mulas o Curarí, es común encontrar pobladores descendientes de los aborígenes Gayones, que aún se dedican a criar chivos y ovejas de manera extensiva, como actividad de subsistencia familiar, usando las mismas técnicas que desarrollaron sus antepasados, que permitieron la total adaptación de este ganado a las extremas condiciones de los biomas de las zonas semidesérticas larenses, destacando que los chivos y ovejas criollos han pasado a representar una alternativa económica (compra-venta) y nutricional (fuente de proteínas), de las familias campesinas que tienen unos ingresos laborales muy deprimidos, que actualmente llegan a unos escasos Bs. 16 por cada jornal de trabajo diario ( un estimado de $2, por día).
Mi amigo Chindo, un descendiente Gayón que aún cría Chivos y ovejos.
Mi amiga, la Sra. Socorro, una descendiente Gayón, que se dedica exclusivamente a la cría y comercialización de chivos y ovejos. Ella misma los pastorea. La acompaña mi amigo Cruz Mario.
Las cabras y ovejas son animales domesticados por el hombre caracterizados por su capacidad de asilvestrarse, hecho que ocurre con mucha regularidad, encontrándose rebaños de ganado alzados, en espacios naturales, aledaños a sus corrales, ocurriendo eventos de depredación que afectan estos rebaños desgaritados y a los rebaños domesticados, en los cuales se incluyen predadores como los perros realengos, aves rapaces, cunaguaros, onzas, zorros, guaches y hasta el propio ser humano, que en ocasiones se convierte en un vulgar ladrón, llamados por estos montes como chiveros.
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La forma más segura de mantener los rebaños es acompañarlos durante el pastoreo y vigilando el buen estado de las cercas del corral.
La transferencia de la energía en las cadenas de alimentos ocurre a través de estos depredadores, que cazan y devoran a los chivos y ovejos, alzados o domésticos, que son animales herbívoros, que se alimenta de los vegetales que han adquirido su materia nutritiva a través de la fotosíntesis, en presencia de la luz solar.
Los animales solitarios son más propensos a ataques de los depredadores.
Además de los descendientes de los aborígenes gayones, muchos venezolanos, especialmente descendientes de ciudadanos españoles originarios de las islas canarias, residentes en la mayoría de los caseríos del Edo. Lara, se han dedicado a la cría de ganado caprino y ovino, en espacios denominados apriscos, donde desarrollan individuos de raza pura, entre las que destacan las razas de cabras Saanen, Nubia, granadina española, así como ovejos de raza persa cabeza negra, West african, Suffolk y Dorset, entre otras, de cuyo cruce se obtuvo la variedad brasileña conocida como oveja Santa Inés, totalmente tropicalizada, con muy buen aporte de carne de primera calidad.
Cabras de raza lechera ( mestiza alpina y murciana granadina).
Ovejas de raza pura (persa cabeza negra y Santa Ines brasileña).
La cría de chivos y ovejos en el Edo. Lara se ha convertido en una actividad fundamental para el bienestar de las familias campesinas y por su característica ancestral, de más de 500 años, se ha transformado en una tradición que aporta beneficios económicos y proteicos a los descendientes de los aborígenes, además de ser un factor importante en la transformación de la flora larense y un elemento clave en la armonía de los ecosistemas naturales, a pesar de no ser especies autóctonas de estas zonas áridas.
Un rebaño de cabras criollas, que están mejorando con un padrote granadino español.
Bibliografía sugerida:
El circuito caprino en los estados Lara y Falcón.
FUENTE
La cabra criolla.
FUENTE
Análisis de un experimento de cruzamiento usando caprinos criollos e importados.
FUENTE
Algunas razas caprinas y sus características
FUENTE
Cría de ovinos caprinos y porcinos.
FUENTE
Razas de cabras
FUENTE
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Ali Riera
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