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Recientemente ocurrió un evento cósmico que generó grandes expectativas en un grupo de amigos, que en su afán por visualizar con la mayor claridad posible la alineación planetaria de Venus y Júpiter con el satélite natural de la tierra, me propusieron que les permitiera pasar una semana en nuestra casa de Palmira, aprovechando la coincidencia de sus vacaciones laborales con el importante evento que ya se estaba viendo en el cielo de Barquisimeto, al inicio de las horas de la noche, suponiendo que en una zona rural la nitidez de este evento sería muy superior a la que se observaba en la ciudad.
La luna, venus y júpiter, jugando en el cielo, fotografiados con un Redmi 9c, al oeste de Barquisimeto, Edo. Lara, Venezuela. Hora:19:39, del 19 de febrero de 2023.
Es un hecho común que las personas que viven en la ciudad deseen emprender viajes de turismo a las zonas rurales, de la cuales tienen enormes expectativas, que pueden llegar al temor a lo desconocido o, simplemente, pasar un rato cerca de la naturaleza, alejados del bullicio que dificulta oír los sonidos de los animales silvestres, o buscando alejase del exceso de luz artificial que entorpece la relación con las estrellas y el firmamento.
Cae la tarde en el caserío Palmira, dejando ver los últimos rayos de sol sobre el cerro de Yay.
Un azulejo de jardín (Thraupis episcopus) y un canario de tejado (Sicalis flaveola), comparten un pedazo de mango, colocado sobre un tronco, en nuestro jardín de Palmira.
La luna fotografiada entre las copas de unos "pinos aguja" (Cupressus sempervirens), a las 7:11p. m., en el caserío Palmira.
Para sorpresa de mis amigos, al llegar a la casa de Palmira notaron que esa es una zona neblinosa y fría, con abundante nubosidad, que nos les iba a facilitar la observación de la bóveda celeste y en la primera noche pudieron confirmar sus sospechas, pero como tenían 6 días de vacaciones por delante, decidieron emprender un sin fin de actividades que les permitirían disfrutar su estadía en nuestra casa de campo.
Nuestra casa de Palmira, ubicada a unos 1365 m.s.n.m., con abundante nubosidad y neblina casi todo el año.
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Nuestra amiga Carmen llegando a Palmira
Noten la neblina, que con toda seguridad iba a impedir que observaramos la bóveda celeste con nitidez.
Venus fotografiado con la cámara de un teléfono Redmi 9C, durante la noche de Palmira.
Lo primero que notaron fue la hermosa floración que presentaban las plantas de nuestro jardín y no tardaron en preguntarme si ese hermoso regalo de naturaleza ocurría durante todo el año o era un fenómeno estacional, por lo que tuve que detallarles algunas circunstancias que influyen en esa floración, dando inicio a mi explicación por el comportamiento de las plantas netamente ornamentales allí presentes.
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Plantas de lengua de vaca (Género Tibouchina) y dalia (Género Dhalia), florecidas en nuestro jardín de Palmira.
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Claveles (Género Dianthus) y dalias, creciendo en el jardín
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Un rosal florecido (Rosa chinensis), en el jardín de Palmira.
Las plantas ornamentales que tenemos en el jardín, acá en Palmira, se comportan siguiendo el patrón que les marca la fenología, lo que significa que la sincronía de su floración está ligada al clima de la zona, al estrés que este clima les genera, a la disposición de factores ambientales a los cuales están sometidas, que incluyen luz solar, los nutrientes del suelo y del aire, la disposición de agua y humedad que facilitan la realización de las funciones metabólicas a nivel celular, la correcta poda de partes vegetales que estén en mal estado o sean focos potenciales de enfermedades causadas por hongos o bacterias, las variaciones de temperatura ambiental (frio o calor), la presencia de organismos patógenos que perturben el estado de salud de los órganos vegetales y, finalmente, la senescencia de las células de la planta.
El autor de esta publicación, ubicado entre plantas ornamentales mientras les explica a sus amigos como irtervienen los factores externos en la sincronía de la floración de las plantas de los jardines de Palmira.
El jardín de una casa vecina a la nuestra, en Palmira, muestra varios rosales y cayenas (Género Hibiscus), florecidos de forma simultánea con nuestras plantas ornamentales. Nos separan unos 60 metros, por lo que se presume que las condiciones externas y del suelo son similares.
De inmediato, mis amigos reaccionaron:
¡Pero eso implica muchas cosas y mucho trabajo agotador de parte del floricultor o jardinero!
Una orquidea de vara conocida como burrera (Género oncidium), creciendo sobre un tronco seco.
Así es, les respondí.
Y no solo el trabajo del jardinero.
Una planta de la Familia Araceae, Género Anthurium, florecida y con una estructura vegetal perfecta, creciendo bajo techo y abundante luz solar indirecta. Los factores genéticos grabados en el ADN del núcleo de cada célula vegetal también inciden en esta hermosa floración.
Si consideramos que la función de la floración es que los gametos sexuales se fusionen y formen óvulos, que luego se convertirán en embriones, con la potencialidad de dar origen a un nuevo ser y por lo tanto, perpetuar la especie, es razonable que sea el ADN el responsable de dirigir, inducir y controlar todo el proceso de formación de las flores, a través de genes específicos como el denominado gen FTIP1, que es el responsable de controlar el florígeno, conformado por un par de proteinas que le dicen a las plantas cuando y donde tienen que florecer, para garantizar la formación de los embriones, que luego serán protegidos por las semillas y finalmente, por el fruto.
Orquídea filipina, del Género Spathoglottis, creciendo sobre tierra.
El ADN le dicta la información al ARNmensajero para que sintetice ese par de proteinas y las active, de modo que al existir las condiciones de fenología apropiadas, se dé inicio a la floración, polinización, fecundación de los gametos, formación de embriones que, son guardados en las semillas con fines de protección y nutrición y, finalmente, empaquetados en los frutos, para que puedan ser dispersados por los animales herbívoros, o por factores como el agua, el viento, o a través de artilugios mecánicos, hasta que ocurra la germinación y por tanto, la generación de una nueva vida.
Flor de san Juan (Pyrostegia venusta), crceiendo como enredadera sobre el chalet que indica la entrada a nuestra casa de Palmira.
De inmediato, preguntaron mis amigos:
¿Y todo ese proceso, complejo por demás, es similar a lo que ocurre con los árboles y arbustos frutales que tienen acá, en el Jardín de Palmira?
Flores y frutos, aún muy pequeños e inmaduros, de aguacate (Persea americana), creciendo en nuestro patio de la casa de Palmira.
Ese proceso de floración y carga de los árboles frutales es muy similar.
Es posible que hayan notado la presencia de árboles frutales como el aguacate, semeruco, níspero japonés, guayaba, o limonero, además de algunos arbustos como el cafeto, o el higo, los cuales están en plena floración, incluso, ya hay algunos que han comenzado a cuajar los frutos.
Arbusto de cafeto (Coffea arabica), lleno de pitones, nombre común que el caficultor asigna a las flores que aún no han abierto completamente.
Flores del semeruco (Malpighia emarginata), aún sin fecundar, mostrando sus brácteas fucsias y sus pequeñas flores amarillas.
En el caso particular de los árboles frutales, concurre un factor, que también afecta a las plantas ornamentales, que es la acción química de las hormonas vegetales (fitohormonas), entre las que destacan las auxinas (ácido indolacético), citoquininas (zeatina y topolina), giberelinas (ácido giberélico) y ácido abscísico (C15H20O4), las cuales inciden en el proceso de división celular, elongación de las células, el aseguramiento de los frutos en el árbol y el aumento de su tamaño.
La permanencia, crecimiento y maduración de este fruto de aguacate (Persea americana), depende de la acción de las fitohormonas sobre los tejidos de la flor, que al madurar convierte su ovario en las capas del fruto y los óvuos fecundados en el embión y las semillas que lo protegen.
Cuando los frutos culminan su proceso de crecimiento, comienza la acción de otra fitohormona conocida como etileno (C2H4), que incide en la disminución de la frecuencia respiratoria de las células del fruto, el ablandamiento de los tejidos, el cambio de color, la disminución de almidón y su hidrólisis en fluidos azucarados, que es lo que conocemos como maduración.
Frutos de cafeto, granos, que han culminado su proceso de crecimiento, uno de los cuales aún está verde y el otro, ya ha madurado.
Algunos frutos pueden seguir madurando al ser retirados de la planta, los cuales se conocen como frutos climatéricos.
Frutos de aguacate recolectados aún inmaduros para un mejor manejo de la cosecha. El etileno que siguen liberando se encarga de culminar el proceso de maduración.
Otros frutos deben madurar en la planta, porque al retirarlos de estas, ya no siguen madurando, estos son los llamados frutos no climatéricos.
Las uvas (Vitis vinifera) se dejan madurar completamente pegadas a la planta, ya que después de cosechadas no producen ninguna fitohormona que continúe y culmine su maduración.
Estos procesos de formación de tejidos que luego van a dar origen a las flores y frutos dependen de las fitohormonas que ya les mencioné, para su correcta formación, desarrollo y maduración, que para la planta es garantía de dispersión de semillas, germinación del embrión y formación de un nuevo ser vivo, mientras que para los humanos y los animales herbívoros en la fuente primaria de comida y de ganancias económicas.
El fruto del cafeto debe completar su desarrollo pegado en la planta para garantizar la calidad del grano. Cuando los granos están muy maduros caen por gravedad al suelo, donde germinan y dan origen a dos nuevas plantas por cada grano.
Las plantas silvestres tambien estaban en plan de sincronizar su floración con las ornamentales y frutales de nuestro jardín.
Un clavelito amarillo (Familia Asteraceae, Género Aldama), que crece silvestre al lado de nuestra casa en Palmira, muy usada para alimentar conejos y chivos.
Insectos como esta mariposa (Leptophobia aripa, Familia Pieridae), se alimentan del néctar y polen de este clavelito amarillo de la Familia Asteraceae, además de participar en la polinización de esta especie vegetal del Género Aldama.
A estas alturas de la conversación, mis amigos fueron a degustar la cena, para luego disfrutar de la belleza de las plantas, la sincronía de la floración presente en nuestro jardín y del enternecedor clima que con un rocío y neblina espectaculares, nos envolvía de paz y sosiego, que fue lo que vinieron a buscar aquí, en nuestra casa de Palmira.
Una cena de amigos y algunos sobrinos. Muy jóvenes, por cierto.
Dejé de explicarles las razones científicas de la floración de las plantas del jardín y me uní a ellos, para disfrutar del regalo que nos estaba dando la madre y sabia naturaleza.
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Una planta de gazania (Gazania rigens), florecida, creciendo directamente sobre el suelo, a plena exposición solar.
Bibliografía sugerida:
Breve introducción a la Fenología.
FUENTE
Giberelinas.
FUENTE
Auxinas.
FUENTE
Citoquininas.
FUENTE
¿Qué son las fitohormonas?
FUENTE
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